Muchas parroquias celebran hasta seis misas diarias y la mayoría comienzan con la actividad a partir de las 8. Pero a pesar de esta amplia oferta, no siempre se llega a satisfacer la demanda. Por este motivo es que un templo en pleno microcentro se convirtió en el único en San Juan en comenzar a celebrar misas más temprano que de costumbre para que asista gente que no puede hacerlo en otro horario. Es la Capilla de San Clemente, en calles Santa Fe y Tucumán, donde hay misa a las 7 y de lunes a viernes, destinada principalmente a trabajadores.

A las 6.30, Ricardo Doña llega a la capilla San Clemente para preparar todo para comenzar a celebrar la misa a las 7 en punto. Los fieles en su mayoría son trabajadores que buscan escuchar la palabra de Dios antes de arrancar su jornada laboral. "En estos tiempo difíciles que nos toca vivir la gente siente necesidad de acercarse más a Dios y tener contención espiritual. Y hay muchas personas que por sus horarios de trabajo no puede asistir en los horarios tradicionales", dijo el sacerdote que dirige la Iglesia Catedral de la cual depende la Capilla San Clemente.

Doña agregó que entre los fieles que madrugan para participar de esta misa hay empleadas domésticas, docentes, empleados municipales, comerciantes y hasta empresarios que no disponen de mucho tiempo libre. Por este motivo es que también esta misa a primera hora es exprés. Dura sólo 30 minutos. "El objetivo es que la gente escuche la palabra y reciba la bendición de Dios antes de iniciar su jornada laboral. La celebración de la misa es completa, sólo doy un sermón más corto para que no se extienda demasiado. Es por eso que no hay confesiones", dijo Doña.

El sacerdote agregó que no es necesario reservar un turno para participar de esta misa en época de pandemia. Que la participación es por orden de llegada y sin riesgo de quedarse afuera, ya que en la capilla hay capacidad para unas 50 personas, respetando el cupo impuesto por el protocolo Covid-19. "Por ahora, unos 20 fieles participan de las misas, pero seguro aumentará la participación con el inicio de las clases porque muchos docentes y padres aprovecharán esta propuesta. Además, muchos a lo mejor no podrán quedarse en la celebración, pero tendrán la posibilidad de ingresar al templo a rezar una oración y encomendarse a Dios", sostuvo.

 

Sede de ayuda

En la Capilla San Clemente se convirtió ahora en la sede de la Comunidad Fuego, que brinda ayuda y asistencia a personas adictas que buscan recuperarse. Las reuniones se realizan en la casa que pertenecía a la congregación de hermanas salesias que por más de 30 años vivieron en este edificio.