No basta con que haya un oficial de policía durante las 24 horas del día cuidando la Catedral. Ni que hayan colocado candados en las rejas para que los intrusos no ingresen al sector que está justo detrás del campanil. A pesar de la vigilancia que se puso para evitar los actos vandálicos, hace unos días rompieron la cerradura y se robaron el surtidor que está en uno de los laterales del templo.
“Ya no hay ataques en el interior de la iglesia, pero afuera es difícil de controlarlos. Incluso, no sabemos qué hacer con los chicos que andan en skate en el atrio y que están rompiendo el travertino”, dijo el padre Rómulo Cámpora, párroco de la Catedral. Ahora, los daños más frecuentes tienen que ver con la rotura de los grifos que están en el exterior de la iglesia, que hacen que haya pérdida de agua de manera constante, según contó el cura.
Que la Catedral tuviera custodia durante todo el día fue una medida que tomaron a principios de junio pasado. Fue después que un hombre ingresara a la cripta y luego intentara profanar la tumba de monseñor Orzali. Sin embargo, esta no fue la primera vez que el templo fue foco de actos vandálicos. Además de los destrozos, en varias oportunidades los fieles denunciaron que adentro de la iglesia, les habían robado hasta celulares. Según Cámpora, esta clase de situaciones disminuyó desde que está la policía, pero no desaparecieron.

