El referéndum independentista escocés puso nuevamente sobre la mesa la complejidad política del nacionalismo periférico que surge con similar intensidad en otras regiones en la actualidad -como el caso de Cataluña- al tiempo que evidencia el contraste con otros procesos de secesión en los últimos años. Cualquiera sea el resultado en Escocia, éste tendrá un insoslayable impacto político sobre Cataluña, que enfrentará el desafío de una consulta popular el 9 de noviembre, en medio de un tenso clima político con el gobierno de España profundizado tras una descomunal manifestación celebrada ayer a favor de la independencia.
Si bien ambos procesos tienen diferencias sustanciales, la principal es que los ingleses reconocen a Escocia como Nación, con soberanía propia. La cercanía de las consultas y la similitud de las demandas hace que los catalanes esperen ansiosos un resultado que podría fortalecer sus expectativas.
