Casa Cuna, la asociación que contiene a niños que por razones de salud, familiares o sociales necesitan un lugar para quedarse, cumple hoy 60 años. La institución que es una de las más emblemáticas de la provincia por primera vez festejará su aniversario con las puertas cerradas.

 

Es que por la pandemia la ‘casita‘, como la llaman sus voluntarias, permanece sin abrir para respetar la cuarentena, sin embargo Casa Cuna no detiene su trabajo. Y, de la misma manera que lo hizo cuando nació, hoy contiene a niños desde la casa de algunas de sus voluntarias. Estas voluntarias no pueden contener el orgullo que sienten al hablar de la institución.

 

Casa Cuna fue fundada el 11 de junio de 1960 por un grupo de mujeres que buscaba ayudar a los pequeños que esperaban ser dados en adopción, que sus mamás estaban internadas o que tenían problemas judiciales, entre otras cosas. ‘Nuestra casa lleva el nombre de Ana Gualino de Estornell, que es una de las fundadoras de Casa Cuna y fue la primera  residenta. Ella fue la primera en entregar un bebé en adopción luego de una orden judicial y lo hizo desde su vivienda porque nuestra casita aún no estaba terminada.

 

Hoy en el marco de los 60 años, indudablemente estamos repitiendo esa historia porque los chicos que estaban en la casita cuando empezó la pandemia siguieron viviendo en la casa de algunas voluntarias hasta que fueron entregados y hay una bebé que continúa esperando en lo de otra voluntaria‘, dijo al comenzar la charla Maruja Flores, quien colabora con la institución hace 50 años. La mujer comentó que Casa Cuna por primera vez desde sus inicios cerró sus puertas por una cuestión de seguridad, pero aclaró que el trabajo lo siguieron haciendo con la misma entrega de siempre. ‘Casa Cuna no paró nunca.

 

Hay veces que nos es imposible seguir con tantos chicos internados o con los que debemos cuidar, pero siempre continuamos gracias al apoyo de los voluntarios‘, dijo Maruja y agregó que cuando empezó la pandemia ellas pensaron en cerrar la casa porque la edificación está pegada al hospital Rawson y muchas de las personas que ingresan a diario a esa casa son enfermeras o médicos del centro de salud y eso podía ser riesgoso para las voluntarias y los niños. ‘Cuando optamos por cerrar, porque además muchas de la voluntarias somos mujeres mayores, hablamos con un juez y nos autorizó a que cerremos y que nos hagamos cargo de los niños. Cuando cerramos nos quedaron tres chicos para cuidar.

 

Dos de ellos se fueron a la casa de unas voluntarias y luego el juez los entregó, uno fue dado en adopción y el otro se lo dieron a sus abuelos para que lo críen. Nos quedó una bebita recién nacida y que ahora vive con una de las mujeres de Casa Cuna. Esa voluntaria -se reserva el nombre por cuestiones judiciales- es un ángel, se hizo cargo de una bebé de dos días. Para nosotros eso es duro, pero es nuestra tarea. Buscamos dar contención, atención y cariño en la primera infancia‘, agregó y comentó que a lo largo de los 60 años la asociación contuvo a unos 4.000 niños de hasta 7 años.

 

Si bien hoy deberían estar festejando con globos, gallardetes y miles de abrazos, Casa Cuna no podrá realizar su festejo. Sin embargo, sus voluntarias dijeron que desde sus hogares esperarán el momento para regresar a la casa. ‘Lo lindo es que nos encontraremos con la casa como nueva porque aprovechamos que no hay niños para hacerle mejoras a la edificación que también es bastante viejita‘, concluyó Maruja y dijo que aunque esté cerrada la casa, ellos están dispuestos a recibir más niños.