Una excelente investigación de científicos de Australia (país muy avanzado en temas de ciencia vitivinícola) concluye que la industria del vino sufre pérdidas valoradas en 10.000 millones de euros en todo el mundo debido a los fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales como heladas, granizo, sequía y los incendios forestales. Estudiaron sobre 7.500 regiones vinícolas en 131 países.
Entre las principales conclusiones del estudio destaca un mapa hecho público en el que se muestra el grado de riesgo para cada área productora debido al cambio climático. Las populares región vinícolas de Mendoza y San Juan en Argentina han sido consideradas por este estudio como las de mayor riesgo en todo el mundo. Esta investigación, muy comentada y publicada por Vinetur, ha sido realizada por un equipo europeo-australiano multidisciplinar de científicos dirigidos por el Dr. James Daniell del Karlsruhe Institute of Technology (KIT) y sus resultados fueron presentados recientemente en la Conferencia Anual de la Unión Europea de Geociencias (EGU) en Viena. Los primeros resultados de su estudio revelan que después de Mendoza y San Juan, en Argentina, las regiones vinícolas de mayor riesgo debido a los fenómenos meteorológicos extremos son Kajeti y Racha en Georgia, seguido por el sur de Cahul en Moldavia, el noroeste de Eslovenia y Yaruquí en Ecuador y Nagano en Japón.
Según los investigadores, no hay ninguna región vinícola en el mundo que no esté expuesta a condiciones climáticas extremas o desastres naturales. Según estimaciones conservadoras publicadas en el diario británico Daily Mail, condiciones climáticas adversas tales como heladas, granizo, incendios forestales y terremotos hacen que la industria del vino en todo el mundo pierde más de 10.000 millones de euros cada año, aunque esta cifra podría ser muy superior.
Los autores del estudio constatan que las granizadas son una de las mayores amenazas naturales a las que se ven sometidos cada año los productores de vino europeos. Grandes productores como Francia e Italia han sufrido enormes pérdidas en los últimos cinco años debido al granizo y las heladas, especialmente en las regiones de Borgoña y Piamonte.
Las pérdidas debidas al granizo desde 2012 hasta 2016 en algunos viñedos totalizaron del 50 al 90 por ciento del valor de la cosecha y causaron daños a largo plazo a muchas cepas viejas.
Pero el problema no afecta sólo a Europa, en todo el mundo casi todas las regiones vinícolas se ven afectadas por daños debidos al granizo, en mayor o menor medida, al menos una vez al año, destaca el informe.
Según los autores, las redes antigranizo pueden salvar las cosechas en la mayoría de los casos. Los costes-beneficios generales, según los análisis de este estudio, muestran que para la producción de vinos de alta calidad los viñedos deberían ser cubiertos por redes antigranizo. Para vinos de producción más económica el estudio recomienda la contratación de seguros u otros métodos más baratos de protección.
Los terremotos también tienen un impacto importante en la industria, especialmente en cuanto a infraestructuras. Los cinco principales países productores con mayor riesgo por terremotos son: California, Chile, Japón, Turquía, Grecia y Albania.
Valga como ejemplo, los más de 125 millones de litros de vino se perdieron en Chile en 2010 por terremotos, debido principalmente a la falta de tanques de acero. El diseño de infraestructuras resistentes a terremotos podría haber salvado a muchos millones de litros y de euros, advierten el estudio. Una inversión, no muy elevada, de mecanismos de estabilización que se utilizan bajo las estructuras y que impiden que estas se caigan en caso de sismos puede ahorrar millones de dólares en pérdidas. En el lado optimista, el informe destaca que el cambio climático también podría traer efectos positivos para la industria del vino, en algunas regiones concretas.