Los períodos de calor intenso no sólo tienen un efecto indirecto en la calidad y composición de la fruta a través de la influencia en la acumulación de azúcar, sino también pueden tener un efecto negativo directo en la calidad a través de las temperaturas elevadas. Se ha demostrado que la exposición de los granos de uva a la luz solar aumenta la temperatura de los granos entre 12-14ºC sobre la temperatura ambiente, en comparación a los granos resguardados del Sol, los cuales rara vez exceden valores ambiente por más de 4ºC. Muchos procesos químicos que ocurren mientras madura son muy sensibles. Por ejemplo, el desarrollo del color tiene su punto máximo a 25ºC y disminuye por encima de ese valor.