Que cada provincia tuviese su moneda se había puesto de moda a mediados del siglo XIX. Y San Juan no quiso quedarse atrás. Pero, a pesar del intento y de que ya tenía un nombre (se iba a denominar Sanjuanino), ésta nunca salió a la luz. Pero ahora quieren traer a la provincia la cuña que se confeccionó para elaborar la moneda y que nunca se estrenó.
Fue durante la segunda gobernación de Nazario Benavídez, que se elaboró el proyecto de la moneda local, según contó el numismático y profesor de historia, Rubén Guzmán, uno de los participantes de la exposición del Gnecco que se inaugurará mañana. “Hubo muchos inconvenientes. A los problemas políticos y económicos, se sumó que acá no había metal para acuñarla”, dijo Guzmán. Para esa época (1850 a 1853), Mendoza, La Rioja y Córdoba ya tenían su moneda.
Lo que proyectó Benavídez fue la creación de una moneda que iba a tener el tamaño de las monedas de chocolate que hoy se pueden conseguir en los kioscos, es decir, de un diámetro de menos de 4 centímetros. Se llegó a hacer la cuña, que es la matriz, pero en la provincia no había la maquinaria necesaria para completar la elaboración de la moneda. Otro palo en la rueda para que quedara trunca su aparición.
Según las investigaciones realizadas por Guzmán y por Margarita Ferrá de Bartol, 1 sanjuanino iba a equivaler a 8 reales. Entonces, el sueldo más bajo rondaba en los 20 reales. Hasta el momento sólo se tiene conocimiento sobre cómo iba a ser sólo una cara de la moneda. Esta iba a decir “1 sanjuanino”. Los investigadores creen, tal como sucedía en otras provincias, que en la otra cara estaba pensado colocar un Sol o un escudo.
Guzmán aseguró que están tratando de localizar esta cuña que podría estar en el Museo de Luján, en Buenos Aires.

