Increíble pero cierto: una leve ráfaga de viento hizo que cambiara de modo drástico y definitivo la historia de San Juan. Todo se encaminaba a que José Luis Gioja compitiera para ser gobernador por cuarta vez consecutiva. La maquinaria de la obra pública seguía avanzando a todo vapor. El electorado sanjuanino ya empezaba a coquetear con darle la posibilidad a Gioja de su re-re-re. Cerraba por todos lados. Menos por el viento. Bastó una ráfaga, ni muy fuerte ni muy distinta, pero tan caprichosa como lapidaria. Ese cachetazo de aire levantó la polvareda justa para que el piloto del helicóptero provincial no viera los cables de media tensión, enredara en ellos la hélice y la nave se viniera abajo, con el propio Gioja y (luego él mismo tomaría la decisión) sus intenciones de repetir mandato.
Apenas despuntaba la siesta del 11 de octubre de 2013 cuando sucedió, en Valle Fértil. Típica jornada preelectoral, con las legislativas muy cerca, los candidatos al Congreso Daniel Tomas y Margarita Ferrá de Bartol llegaban a Ischigualasto en la aeronave junto al gobernador. Vecinos, seguidores, autoridades y periodistas aguardaban las inauguraciones, que siguieron más tarde en la villa cabecera acompañadas por actos, caravanas y encuentros en los que no faltaron ni las sopaipillas.
La actividad parecía haber llegado a su fin y cada persona regresaba a su actividad habitual, cuando una explosión a los lejos seguida por un grito que retumbó en la plaza del pueblo cambió el panorama: "El helicóptero del gobernador se cayó".
A unas cuadras, en medio de un predio terregoso yacía la nave. Junto a ella, los cuerpos de quienes la habían ocupado. De ahí en más todo se movió rápido en medio del estupor, la desesperación y el descreimiento. Ambulancias y una camioneta trasladaban a los heridos al hospital, cuya puerta se transformó de a poco en un espacio de oración, con gente que miraba, lloraba y hacía preguntas. En ese marco llegó la peor noticia: Ferrá había muerto.
Más allá del drama humano, lo que siguieron fueron meses de incertidumbre política, en los que terminó germinando el cambio de rumbo. El vicegobernador Sergio Uñac (con Gioja integraba el binomio gubernamental más votado de la historia, con el 68,16% en las generales de 2011) tomó el timón de la provincia, encargándose de aclarar a cada rato que ocupaba interinamente el Ejecutivo hasta que volviera el jefe.
En el medio pasaron las legislativas y el macrismo, que se abría camino a nivel nacional, por primera vez ocupaba una banca en Diputados de la Nación de la mano de Eduardo Cáceres.
Gioja, tras soportar varias cirugías para sobreponerse del accidente, volvió a Casa de Gobierno en febrero de 2014. Todos se preguntaban si iría o no por el cuarto mandato. Era, de cualquier manera, a lo que le apuntaba desde que promovió y concretó una enmienda constitucional tras un plebiscito en 2011.
Hasta que la noche del 22 de mayo de 2015 Gioja salió a hablar por Cadena Provincial y comunicó lo que había decidido junto a su familia: se bajaba, no era candidato, para priorizar su salud.
Aún no se sabía, pero estaba pasando lo mismo que en el país. Ese año, así como terminaban tres periodos consecutivos de gestión G, se cerrarían también doce años de gobierno K en la Nación. Cristina Kirchner no podía presentarse a una re-re y su candidato, Daniel Scioli, terminaría derrotado en balotaje por el líder del PRO, Mauricio Macri. El frente macrista que llegaba al poder a fines de 2015 ostentaba un nombre premonitorio: Cambiemos.
Y aunque el candidato Sergio Uñac ganó y asumió como gobernador de San Juan garantizando la continuidad del proyecto, también cambiaron las cosas en la provincia. Uñac llegaba no sólo con la bendición de Gioja sino además con el 54% de los votos (casi el doble del segundo, Roberto Basualdo). Tenía espalda para empezar a crear su propia impronta. Pero puso primera en un contexto totalmente distinto al previsible poco tiempo atrás: el gobierno central era de los adversarios pero necesitaba mantener buenas relaciones para no aislar a San Juan. Al mismo tiempo, su amigo y compañero Gioja se metía en el traje de jefe de la oposición al macrismo y le tiraba con munición gruesa. Uñac arrancaba su gestión caminando sobre hielo muy delgado. El cambio no era fácil.
LA CONVIVENCIA
De entrada, Uñac marcó territorio. Muy poco después de asumir le dijo a DIARIO DE CUYO que su prioridad no era la conducción del PJ sino de "todos los sanjuaninos". Encontró en el ministro del Interior Rogelio Frigerio, uno de los delfines más íntimos de Macri, el enlace perfecto para mantener diálogo con la Nación aun en partidos opuestos. El presidente mismo se lo admitió al diario en Casa Rosada, en una entrevista a solas en abril de 2016: "Con Uñac arrancamos en buena sintonía", dijo Macri sobre el sanjuanino.
De hecho, ese mismo año el gobernador llegó a diciembre con una imagen positiva del 64% y lo que más destacaban de él era su capacidad para convivir con los adversarios y no interrumpir los beneficios para San Juan. El cambio que la mayoría celebraba era el fin de una época de confrontación áspera y extrema que polarizó a la opinión pública del país, se metió en todos los rincones de la sociedad y fue definida en el mundo del periodismo como "la grieta".
La interna solapada con el giojismo, que seguía pegándole a Macri en los medios nacionales, entró en stand-by cuando el diputado nacional y presidente del PJ en el país decidió bajarse también de las PASO para senador en 2017, y así allanarle la senda al precandidato del oficialismo local, el diputado Rubén Uñac.
Pero mientras el camino político avanzaba por la cornisa, el económico se resolvía por el llano. San Juan sufrió también los coletazos de la crisis nacional, ajustes de tarifas e inflación, pero al mismo tiempo las obras avanzaban desde el comienzo de la década sin cortar la inercia de la anterior.
En 2010 se puso la piedra basal para la construcción del Dique Punta Negra, con una inversión de 350 millones de dólares, y entró en producción la mina calingastina Casposo, la tercera en 5 años a escala industrial. La obra pública tuvo un fuerte envión con el avance en la construcción de la Ruta 150 y la licitación de 3 puentes nuevos: El Pinar (Rivadavia), Buena Esperanza (Iglesia) y Alto de Sierra (Santa Lucía). En el rubro energético licitaron dos obras clave, las líneas eléctricas de Calingasta y la de Valle Fértil. Y en el sector privado, se instalaron una aceitera olivícola, una multinacional de maquinaria para el mismo sector, el primer local de Mc Donald’s en San Juan y el gigante mayorista Yaguar.
Luego, entre 2011 y 2015, en la última gestión de Gioja, se inauguró el Estadio del Bicentenario, se empezó a aportar por primera vez energía a partir de una planta fotovoltaica, se renovó por completo el Museo de Bellas Artes Franklin Rawson, se empezó a reconstruir el Canal Sarmiento para regar 9.000 hectáreas, seis megaedificios en construcción concentraron el 45% de los 1.632 millones de pesos invertidos en obras de arquitectura y hubo muchos avances viales.
Una vez asumido Uñac, uno de los actos más significativos que encabezó fue la inauguración del Teatro del Bicentenario, una obra que demandó una inversión estimada en 300 millones de pesos y fue construida bajo los modelos acústicos del Teatro Colón de Buenos Aires. Esa noche, el 21 de octubre de 2016, el gobernador les agradeció tanto a José Luis Gioja por haber iniciado la obra como a la gestión macrista por haberla apoyado.
Uñac también encaró mejoras en el estadio Aldo Cantoni (que inauguró con un superclásico de viejos ídolos de Boca y River), puso en marcha la construcción de 5.900 viviendas (con la idea de llegar a 16.000 en cuatro años), encaró un plan de pavimentación de 2.200 cuadras en el Gran San Juan, comenzó a tomar forma el edificio anexo de la Legislatura con 5.960 m2, inauguró el moderno Cuartel de Bomberos con 5.100 m2 y se pudo ver el inicio de construcción de la doble vía en la Ruta 40 tanto hacia el norte como hacia el sur.
En esta última obra hubo conflictos entre Vialidad Nacional y la empresa, y otra vez las negociaciones en busca de destrabar todo pasaron por el diálogo entre San Juan y Nación, dos rivales sentados a la misma mesa.