Según el diccionario el bombero es la persona que se dedica a extinguir incendio. Pero el trabajo va más allá de esta definición. Rescates en la montaña, en el agua y en accidentes de tránsito son algunas de las de las tareas que realizan estas personas que viven al borde del llanto y de la risa. Sin embargo aseguran que volverían a elegir el mismo camino. Hoy se celebra el Día del Bombero de la Policía de San Juan y por este motivo algunos efectivos contaron anécdotas que los marcaron. Algunas las recuerdan gratamente. Pero hay momentos que prefieren olvidar.
Una de las historias más tristes fue contada por Néstor Peréa, que hace 9 años le tocó hacer un rastrillaje para buscar a una bebé de 5 meses, que había caído a un canal cercano. “Cuando la encontramos todos lloraban y nosotros pensábamos en nuestros hijos”, dijo Peréa que en ese momento tenía una nena también de 5 meses. Sin embargo el efectivo dijo que también tenía una linda historia que ocurrió en 2003. Ese año él participó del rescate de un nene de 6 años tras un accidente de tránsito. El niño salió con signos vitales mínimos al igual que su padre, pero ambos se salvaron. “Lo lindo fue que hace unas semanas me lo encontré jugando al hockey y fue muy emocionante” recordó.
Otra de las historias, quizás un poco más loca, le ocurrió a Leonardo Cobarrubia, que participó del rescate de un perro que había quedado atrapado en un portón. Durante el trabajo el animal sufrió un paro cardíaco, pero él le practicó reanimación y junto a sus compañeros le pusieron oxígeno, y el perro se salvó. Además contó que también participó de la búsqueda de cuerpos en el Dique Cuesta del Viento y del trabajador que cayó a la cloaca.
Por su parte el jefe del Destacamento, Orlando Ríos, recordó entre risas una historia un poco trágica pero con un final feliz. En el año 96 fueron a ayudar a un hombre que intentaba suicidarse y mientras movían los colchones que habían colocado para que cayera, el hombre se arrojó al vacío y cayó arriba de Ríos. “Nos salvamos los dos, Dios estuvo de nuestro lado” dijo el jefe.
Así como éstas hay muchas historias más que marcan la vida de los bomberos. Sin embargo la mayoría de ellos coincide que el incendio del Rectorado y de Casa Saenz (ambos en 2004) fueron los que marcaron un antes y después para la Fuerza. Desde ese momento los Bomberos de la Policía cuentan con herramientas nuevas todos los años.

