Jueves 24 de enero de 2008, 17 horas. Villa Manuelita, en Santa Lucía. Un estruendo que llega desde lo alto sorprende a varios vecinos. Alzan la vista y ven lo inesperado: una estela cruza el cielo, en su extremo se ve una bola de fuego que cae a gran velocidad. De golpe, oyen el impacto de aquel cuerpo extraño en medio del baldío de la zona. Se acercan y observan un objeto de color oscuro, circular e irregular. Y entienden lo que sucedió, para ellos se trataba de un meteorito. La gente quedó paralizada y después, dio aviso a la policía. Más tarde, expertos confirmaron sus sospechas.

Mientras la extraña roca permanecía celosamente guardada en una de las casas del lugar, todos hablaban del tema. “Creímos que era un disparo”, dijo uno de ellos a DIARIO DE CUYO. “Era como un avión”, contó por su parte una mujer. “Era como el motor de un helicóptero”, aseguró un adolescente.

Lo cierto es que, aquel cuerpo de 1,901 kilogramos de peso y que medía unos 15x7x7 centímetros se desprendió del espacio exterior, atravesó la atmósfera, tocó el suelo sin golpear a nadie y dejó un pequeño cráter en pleno Santa Lucía.

“No lo toquen”, advertía Sixta de Vera, la madre del joven que se animó a recoger la piedra y la llevó a su casa, a quienes ser acercaban a conocer el cuerpo extraterrestre. Mientras, ella usaba una bolsa de naylon a modo de guante para mostrar el hallazgo. Es que, temía que aquel objeto estuviera “contaminado”.

La mujer tuvo la tarea de custodiar durante poco tiempo al meteorito. Tres días después, firmó un documento y cedió la roca al Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), en cuyo laboratorio especialistas comenzaron la investigación.

Allí, midieron y pesaron la piedra, además de fotografiarla desde todos los ángulos. Luego, la cortaron con herramientas especiales en lonjas para analizar su composición y, más tarde, mandaron un trozo al Museo de Historia Natural de Viena, en Austria, donde se realizó un análisis químico.

Un mes después llegó la confirmación absoluta, se trataba de un meteorito del tipo Condrita Ordinaria, es decir, que tenía incrustaciones esféricas de aspecto cristalino. Decidieron llamarlo Santa Lucía, nombre con el que fue registrado en los registros mundiales.

"Qué bueno que esto sirva para la ciencia", dijo Sixta, la primera protectora del objeto.

Esa fue la primera vez que sanjuaninos observaron la caída de un cuerpo extraterrestre, y la segunda vez que se supo sobre la caída de un meteorito en la provincia.

Siete años antes, el propietario de una calera de Los Berros, en Sarmiento, halló un meteorito en su terreno. Era una piedra metálica, de unos 50 centímetros de largo, que pesaba 50,25 kilos. La roca fue registrada oficialmente a nivel internacional y recibió el nombre Meteorito San Juan. Fue custodiado en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, lugar al que la donó el minero.

Los casos posteriores

2009

 

A principios de año, Leo Rubiño, un vecino de La Laja, en Albardón, encontró a 30 kilómetros de su casa los restos de lo que luego fue corroborado que era un meteorito. Era una roca oscura de unos 800 gramos. Un especialista de Texas, Estados Unidos, confirmó su autenticidad.

2009

Agosto. Una luz muy intensa iluminó de repente el cielo. Quienes la vieron describieron una gran bola de fuego que avanzaba rápidamente seguida por una especie de cola. Fue como el flash de una cámara y duró unos 5 minutos. Iba de norte a sur y desapareció para el lado de Carpintería. Nadie halló la roca.

2010

Abril. Una familia de Hilario, en Calingasta, vio una luz incandescente en el cielo y, después, encontró una roca extraña sobre un cráter de casi 1,20 metros de diámetro. Un mes más tarde, dieron aviso a la Municipalidad del departamento. De inmediato llegó gente especializada que, al recorrer el lugar, encontró la otra mitad de la roca y envió ambos trozos al Instituto de Ciencias Astronómicas de la Tierra y del Espacio (Icate).