Tras una vidriera mira a todos los que pasan por la vereda. Con un collar lámpara (también llamado isabelino), un plato lleno de alimento y un recipiente con agua, llama la atención de la gente y muchos curiosos se detienen a mirarla. Ella es Blanquita, una perra callejera que fue atacada y a la que una vecina, que trabaja a metros de la Plaza 25 de Mayo, curó. Ahora la perra sigue en tratamiento médico y por eso la mantienen encerrada en ese local ubicado en calle Rivadavia, entre Mendoza y Entre Ríos. ‘Vivo en un departamento chico y el veterinario me pidió que quedara aislada y es el único lugar disponible que tengo‘, dijo Natalia Cuadros, que es quien la cuida diariamente y quien colocó un cartel en la vidriera para que los peatones no molesten al animal.

Hasta el Jueves Santo, Blanquita tenía una vida normal. Dormía en la puerta de un ciber que está por calle Rivadavia, que es donde trabaja Natalia, comía en la vereda junto a otros perros callejeros y jugaba con algunos niños que pasaban por la zona. Según los vecinos es una perra tranquila y buena. Sin embargo, ese jueves fue atacada por otros perros.

A Natalia le avisaron que Blanquita estaba herida. Cuando llegó se encontró con la perra ensangrentada y con la mitad del hocico y la oreja derecha lastimada. Buscó a un veterinario y la curaron. ‘Le hicieron muchísimos puntos y hasta le cortaron un pedazo de la oreja porque estaba muy destrozada. Le habían arrancado la mitad de la piel del hocico‘, dijo y contó que no sabía qué hacer con la perra ya que el veterinario le recomendó tenerla aislada por un tiempo. Fue ahí que decidió llevarla al local que está junto a donde ella trabaja. ‘Ese local está desocupado y sólo hay gente arreglándolo. Le pedí a mi mamá permiso y la dejamos ahí para cuidarla bien‘, dijo y contó que la perra pasa todo el día mirando a la calle. A los días comenzó a recibir críticas. Dijo que hubo gente que la insultó y le pidió que liberara a la perra. Incluso comentó que intentaron romperle los vidrios. ‘Decidí poner el cartel porque la gente venía y me insultaba diciendo que eso era maltrato animal. De una protectora vinieron a decirme que por qué tenía a la perra encerrada. Pero ella tiene comida, agua y está bien cuidada. Está ahí por su bien‘, dijo, mientras señaló el cartel que dice: ‘Por favor no molestar al perro. Está con tratamiento médico. Gracias‘.

Natalia contó que desde hace muchos años alimenta a los perros callejeros que viven en esa zona, cerca de la Catedral. Entre esos Blanquita es la más mimada. Según la joven, la perra tiene cerca de 5 años y vive en la zona desde cachorra.

‘Cuando abrimos la puerta intenta salir, le gusta estar en la calle, pero si todo va bien la semana que viene vuelve a la vida normal‘, agregó.