La peatonal Maestro de América, en Capital se vistió fiesta durante la noche del viernes. Es que se realizó la vigila y a las 00 en punto se cantó el Himno Nacional argentino, para celebrar el Bicentenario de la Independencia. Y en este festejo, en el que el clima acompañó, cuatro bibliotecarias vestidas de damas antiguas fueron las grandes estrellas. Y parte de esa atracción fueron los vestidos que lucieron, que fueron donados tras ser usados en un Fiesta Nacional del Sol.
Claudia Oliver, Laura Vargas, Evelyn y Tamar Aballay fueron las mujeres que se robaron las miradas durante la vigilia. Ellas son bibliotecarias o asistentes de las bibliotecas populares Pablo Ramella, Juan Rómulo Fernández, 23 de Septiembre y Paula Albarracín de Sarmiento. Esta actividad fue organizada por la Dirección de Bibliotecas Populares de la provincia.
En el Carrascal la gente se juntó desde antes de las 21. Algunos llegaron con sillas, bancos plegables y los equipos de mate. Los chicos con sombreros de argentina, banderas y algunos hasta con la cara pintada, le pusieron color a la noche.
Desde las 22 la orquesta juvenil Froilán Ferrero, de Pocito, que fue la que musicalizó en vivo la canción patria, hizo varios ensayos. En esos momentos, la gente cantó algunas estrofas, como si estuvieran entrando en calor. En este contexto, las damas de las bibliotecas tomaron protagonismo. Sus paraguas con puntilla blanca y los vestidos que rozaban los adoquines del ingreso de la Casa de Sarmiento, le dieron un toque de historia a la jornada.
En medio de esa multitud, las damas repartieron escarapelas y se sacaron fotos con el público que hasta hizo filas para saludarlas. Los niños fueron los que más admiraron a las bibliotecarias, que parecían sacadas de un libro de historia. Con simpatía se detuvieron a saludar a todos los que las requería.
Tras el revuelo de las damas, todos se apostaron para cantar el Himno. Cuando el reloj marcaba las 23,50 un locutor le puso más calor a la noche. Con palabras alusivas al Bicentenario le dio pie un coro de Chimbas, que cantó Ojos de Cielo y que hizo que la gente aplaudiera sin parar.
Después la orquesta tocó las primeras estrofas del Himno y las banderas de papel, nailon y tela comenzaron a flamear en lo alto. En el mismo momento, los celulares y cámaras filmaron, y los niños miraron atónitos cómo algunos adultos lloraban. Tras el ‘oh juremos con gloria morir’ y las palmas incesantes de todos los presentes, en el Carrascal llovieron papeles plateados. Después hubo más fiesta. Otros coros cataron canciones de folclore y hasta hubo academias que bailaron ante la gente que disfrutó hasta pasada las 2 de la madrugada.

