Faltaban 20 minutos para que terminara el partido y desde la línea de cal, el cuarto árbitro mostró el cartel luminoso en el que en rojo aparecía el número 10. Bianchi había decidido que Joel Acosta ingresara por Juan Román Riquelme. Al capitán de Boca no le cayó bien el cambio y sin devolverle el saludo, enfiló derechito para el banco.
Luego, Bianchi explicó: ‘No estaba contento con el cambio, pero lo saqué pensando en el partido del domingo. El pasado había terminado con la pierna cargada y con riesgo de una lesión. Arriesgarlo faltando 20 minutos era una estupidez‘.
Bianchi, lejos de enojarse por el desplante, inmediatamente lo fue a buscar hasta donde estaba sentado, le tocó la cabeza, lo mimó un poco, y la reconciliación final llegó cuando el partido ya había culminado con la victoria y los dos se iban para el vestuario. Antes de ingresar al túnel, se abrazaron, conversaron al oído, y aunque a Román le duraba la cara de amargura, entre ambos fumaron la pipa de la paz.