En una noche de amargura para Desamparados, el que se salvó de la crítica general fue el capitán Ariel Barth. Un símbolo de este pasado inmediato de un Sportivo que vivió la alegría del ascenso, la amargura del descenso y este proceso de reconstrucción. Barth tiene material, temple y mucha personalidad para ser el que sostenga la realidad de este equipo que busca identidad.