La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y su sucesor, Sebastián Piñera, transmitieron ayer un mensaje de unidad nacional ante la catástrofe y prometieron un traspaso de mando “fluido, austero y sencillo”.

“Todo Chile piensa que es la hora de la unidad, la solidaridad y la generosidad. Las diferencias políticas pasan ni siquiera a un segundo, quizás un tercer o cuarto plano ante el tremendo desafío que tenemos como país”, aseguró la mandataria en una comparecencia ante los medios de prensa.

Tras reunirse en el Palacio de La Moneda con el presidente electo, Sebastián Piñera, Bachelet señaló la importancia de que “el traspaso no altere lo más mínimo el curso de la ayuda” que se está distribuyendo en el país.

“Es fundamental que la gente vea con claridad que los planes no se detienen, que continúan los puentes aéreos, marítimos, terrestres, que los alimentos y el agua siguen llegando a las poblaciones damnificadas”, puntualizó la jefa de Estado.

Bachelet garantizó la continuidad de la gestión de su Gobierno hasta el próximo 11 de marzo, fecha en que está prevista la ceremonia de traspaso de mandos, y aseguró que presentará un informe detallado para que la próxima administración cuente con la información necesaria para la reconstrucción.

En tanto, Sebastián Piñera reiteró la actitud de “total colaboración” por parte de su equipo, y agregó que “hoy es tiempo de soluciones”, y más adelante “vendrá el tiempo de las evaluaciones”.