Ya sea como un pasatiempo, por placer o por puro arte, Juan, Eleuterio y Ricardo crean sus artesanías en la Residencia para Adultos Mayores Eva Duarte de Perón, donde viven. Se encargan de idear cada una de sus creaciones, buscan los materiales y ponen manos a la obra. Lejos de quedarse quietos trabajan todo el día en sus talleres. Y, en algunos casos, exponen y venden sus producciones para ganarse unos pesitos.

Uno de ellos es Juan Galleguillo, un cordobés de 72 años. Durante toda su vida fue maquinista. Pero en las vacaciones hacía muebles de madera, "para juntar unos pesitos más", dice. Ahora, para pasar el tiempo y seguir trabajando, crea muebles en miniatura. El tiene su propio taller en la residencia. En el lugar hay una mesa, una silla y una repisa llena de maderas, clavos y cola de carpintero. Además se puede ver un álbum de fotos que Juan muestra con orgullo. Las imágenes plasman su stand en Agroactiva, una exposición que se realizó en Córdoba hace poco más de un mes. "Vendí todo. Me fui solo, en colectivo, con los mueblecitos en cajas", cuenta Juan. Y dice que cuando estuvo en Córdoba se quedó en la casa de uno de sus 18 hijos, que viven en distintas provincias del país. El hombre está en el hogar desde hace menos de un año. Según cuenta, vino a San Juan por un problema judicial y, como no tenía donde quedarse, le dieron un lugar allí.

El cordobés ya había participado con éxito en una exposición. Fue en la Fiesta del Sol, donde compartió stand con un compañero de la casa, Eleuterio Orostizaga. El tiene 67 años y es discapacitado, pero eso no es un impedimento para su trabajo. En su silla de ruedas se mueve sin inconvenientes por su taller, que está al lado del de Juan. Trabaja con latas de conservas, gaseosas y aerosoles que transforma en ceniceros, floreros y copas de adorno. Cuenta que, además de las exposiciones, vende sus obras cuando van visitas al hogar. "Estoy en el hogar hace 12 años, pero hago las artesanías desde hace 10", dice Eleuterio. Y recuerda que aprendió a hacerlas cuando una profesora fue al hogar para enseñar manualidades.

Ricardo Gómez es el otro artesano de la residencia, pero es más tímido que sus compañeros, por eso no presenta sus autos y camiones de madera en exposiciones. "Los hago porque me gusta, no para venderlos", dice el hombre de 73 años. Don Gómez hace sus obras como un pasatiempo, mientras desarrolla su tarea como encargado de la biblioteca del hogar. Trabaja rodeado de libros y revistas, mientras toma mates. Está en la residencia desde hace 5 años y hace los autitos desde que era niño. Cuenta que crearlos no es un trabajo fácil. Primero los diseña y calcula las medidas, "eso es lo más difícil", reflexiona. Luego echa mano a la madera y comienza el armado, y después los pinta. En sus creaciones tiene en cuenta todos los detalles. En algunos autos se puede ver hasta el motor y la batería debajo del capot.

Así, los tres hombres, que conviven y se reúnen a compartir secretos sobre su trabajo, aprendieron a utilizar el tiempo libre y demuestran que siempre se puede seguir adelante.