�El eco de las campanas anuncian la llegada de los visitantes que van al monasterio para meditar, asistir a los talleres o a comprar alguna imagen. Quienes conocen el lugar, dicen que impacta el silencio. Un sendero de árboles y flores lleva a la construcción del Monasterio del Cristo Orante, que está entre los cerros de Gualtallary, en Tupungato, Mendoza. Sus celdas están en la cima de la colina. Es en este lugar donde se confeccionó la imagen del Cura Brochero que partirá a la cordillera sanjuanina.
Los monjes, que viven en un templo de piedra, pasan sus días entre la oración y las actividades artesanales o la producción de vino.
Reciben a los fieles -incluso a turistas- en misas, retiros espirituales, charlas o consultas personales ciertos días. Pero resguardan más sus jornadas de silencio, de vida hogareña.