En poco más de 15 días, el panorama de posibilidades de Roberto Senatore cambió rotundamente. El hombre pasó de casi descartar la idea de ser trasplantado de un riñón, a tener fecha para cirugía. Este cambio rotundo se produjo luego de que la gente le donara todo lo que Roberto necesitaba para poder terminar su casita, en Rivadavia, y así cumplir con uno de los requisitos para poder recibir el riñón que necesita para mejorar su calidad de vida, que se vio afectada por una insuficiencia renal crónica ya que fue atropellado cuando él era un niño. Si todo sigue igual, será trasplantado a mediados de marzo.
‘Hace una semana los médicos me dijeron que hay fecha para operarme a mediados de marzo. Voy a ser el segundo trasplantado en San Juan, en el hospital Rawson. Sólo falta que mi hermana Ana, la donante, se haga unos estudios para ya fijar qué día nos internaremos‘, contó Roberto. Entre los beneficios que tendrá el hombre de 27 años, luego de la operación, es que dejará de gastar 1.200 pesos mensuales en remedios y ahorrará ese dinero para poder comprar alimentos adecuados para realizar una dieta estricta luego de la operación y poder mantenerse sin ayuda de la familia.
‘Al otro día en que se publicó mi historia en DIARIO DE CUYO, llegó un señor (que no quiso divulgar su nombre) y me dejó 4 bolsas de cemento. Un vecino se acercó y se ofreció a ayudarme para colocar el cerámico y a hacer algunos arreglos en la casa‘, dijo Roberto. Pero esto fue el principio ya que la gente comenzó a contactarse con Chabela Dibella (expreceptora de Roberto en la Secundaria) por intermedio de las redes sociales y comenzó a manifestar sus ganas de colaborar para la mejoría de Roberto. Así fue que la mujer se convirtió en el nexo entre la bondad de la gente y su exalumno.
Bolsas de cemento, inodoro, bidé, lavamanos para el baño y lavatorio para la cocina, cerámicos y el pegamento para poder colocarlo, una cama con un colchón, fueron algunas de las cosas que le regalaron al hombre. Además, otra persona llegó con los marcos de las ventanas y el vidrio, y se hizo cargo de la colocación en las paredes de la casa. Ahora Roberto sólo espera que el trasplante sea exitoso.

