La tranquilidad:
�Una de las escenas más tranquilas fue la llamada “Cuyo, 1816”, tonada mediante, en la cocina de un poderoso, las sirvientas se encargaron de atender y asistir a sus patrones mientras estos festejaban. Fue en este acto donde apareció San Martín, mientras planeaba cruzar los Andes.
Dramático:
�Uno de los momentos con mayor dramatismo y donde los artistas desplegaron todas sus dotes, fue cuando Lautaro se unió al ejército de Bolívar. Un acto intimista, con pocos actores y algunos elementos de utilería, se transformó en uno de los instantes con mayor tensión para la gente.
Alegría mexicana
�Cuando Emiliano Zapata y Pancho Villa revolucionan al pueblo y movilizan a millones de campesinos. En esta escena, la música y el color del vestuario fue lo que más llamó la atención. Cientos de bailarines plagaron el escenario con carteles, aplausos y vitoreos a los revolucionarios.
Colorido:
�El final llegó con las banderas latinoamericanas invadiendo el escenario. Poco después de eso, un show impactante de fuegos artificiales, iluminó durante varios minutos, el cielo de la Quebrada de Zonda. Fue acá donde el público estalló en un solo aplauso, aprobando el espectáculo final.
