Entre gritos, aplausos y gestos de alegría, el papa Francisco declaró ayer oficialmente Santo al Cura Gaucho, José Gabriel Brochero, en la plaza San Pedro del Vaticano.

Con un domingo de sol que marcaba 17 grados en Roma, Francisco comenzó a las 10.13 (5.13 hora de Argentina) con la ceremonia para canonizar al cura Brochero mientras los fieles que colmaban la plaza San Pedro gritaban ‘Brochero, Brochero‘ al paso del Papa.

El presidente Mauricio Macri y la Primera Dama Juliana Awada encabezaron ayer la delegación argentina para la histórica canonización de José Gabriel Brochero (1840-1914), el primero nacido y muerto en el país.

Una multitud llegada desde Argentina ocupa la parte central de la plaza con banderas y estampitas con la imagen del cura ‘que se puso la Patria al hombro‘, como lo describió el obispo de Cruz del Eje, Santiago Olivera.

Luego de la entrada de Francisco en la Plaza, la misa había iniciado con las palabras del cardenal Alberto Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, leyendo una breve biografía de Brochero. Amato destacó que el nuevo santo ‘se empeñó en la educación del pueblo‘ y ‘se esforzó intensamente para promover el desarrollo del territorio promoviendo la construcción de iglesias, capillas, escuelas rurales y caminos‘.

‘Los santos son hombres y mujeres que entran hasta el fondo del misterio de la oración. Hombres y mujeres que luchan con la oración, dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos; luchan hasta el extremo, con todas sus fuerzas, y vencen, pero no solos: el Señor vence a través de ellos y con ellos‘, expresó Francisco durante su homilía en la ceremonia en la que saludó a Macri y su mujer.

Los dos chicos en los que se constataron los milagros atribuidos a Brochero, Nicolás Flores y Camila Brusotti, también pudieron participar de la histórica ceremonia: él, ofreciendo el reliquiario del ‘cura gaucho‘ y ella saludando al papa Francisco junto a la postuladora de la causa de canonización, Silvia Correale frente a las 80.000 personas reunidas en la Plaza San Pedro, según estimó la Gendarmería vaticana. Camila había sufrido una golpiza. Su curación fue elegida como el segundo milagro para la canonización del Cura Gaucho, que construyó escuelas, iglesias y calles en Córdoba, provincia que recorría montado en una mula, dijo el Vaticano.