Aman el rugido potente del motor, lo imponente de su estética, pero sobre todo porque es un clásico argentino. Dicen que los Ford Falcon no se rompen nunca, que son de fierro y por eso los cuidan como a un integrante más de la familia. Esto es lo que los llevó a agruparse y formar el Fana Falcon San Juan. Hoy esta agrupación cumple tres años en la provincia y para eso festejarán con un encuentro solidario en el Predio José Dolores, en Rawson.
Lo que primero empezó como un encuentro casual en el dique de Ullum de algunos amigos que tenían un Falcon y que se juntaban los fines de semana, terminó por ser una agrupación que tiene más de 40 integrantes de los cuales dos son mujeres.
Pero además de reunirse para hablar de autos, de participar en exposiciones y de dedicar mucho tiempo para dejar estos vehículos impecables, tienen un costado solidario. Todo lo que hacen es para recaudar fondos o donaciones que luego entregan a distintas instituciones que lo necesitan (pasa página 14).
Los fanáticos de los Falcon coinciden en afirmar que ese auto es para ellos como una amante y que no escatiman en gastos a la hora de dejarlo reluciente. Entre ellos se ayudan a repararlos y hasta pintarlos. Por ejemplo Alberto Guerrero, al que sus amigos apodan el "artesano", le pintó el Falcon a Carolina López.
Reunirse una vez por mes para organizar los distintos eventos o ver en qué exposición participarán, se transformó en una rutina desde hace tres años. Pero también es una buena excusa para pasar tiempo entre amigos y sumar a la familia a la pasión fierrera. Es usual ver dentro de esta asociación a padres e hijos que comparten el mismo gusto por esta clase de vehículos. Es el caso de Alberto Guerrero y su hijo Alberto Hugo Guerrero y de Carolina López y su mamá Liliana Riveros.
El Ford Falcon fue uno de los pioneros en la nueva etapa de la industria automotriz de este país. Es el más venerado de la marca debido a su robustez y dureza mecánica. A los fanáticos no les importa que tenga mala fama asociada al Proceso Militar de los "70. Prefieren quedarse con la imagen de típico vehículo para la familia argentina.
A estos autos no les falta silicona y tratan de conservarlos en su estado original. Si bien algunos se dedican a coleccionarlos, como es el caso de Fabián Espósito que tiene tres Falcon, otros los usan para la vida diaria, como sucede con Liliana Riveros.