A fines del siglo XIX, en 1898, llegó al país Manuel Montilla, originario de Motril, en el sur de España. Este hombre fue el pionero de varias decenas de inmigrantes que se establecieron en Albardón y echaron raíces, debido a las similitudes geográficas con esa localidad española, cuenta Alfredo Montilla, hijo de José, quien llegó en esa corriente inmigratoria junto a ocho hermanos.
Precisamente José llegó con 20 años de edad y pudo comprar con algunos ahorros una pequeña finca donde trabajó elaborando vino, también en herrería, levantó un corralón, además de un pequeño almacén, relata Alfredo.
José estaba casado con Rita Velazco. El hombre murió a los 50 años y dejó 10 hijos (7 varones y 3 mujeres), que siguieron trabajando en las mismas actividades. De ellos, Torcuato, padre de Alfredo, era el menor de todos. A medida que pasó el tiempo crecieron hasta comprar otra bodega llamada "Montilla Limitada", en calle Nacional, en Albardón.
De ahí en más comenzaron a elaborar vino y a buscar otros mercados a nivel nacional en 1950. En ese tiempo estaba al frente de la empresa Antonio, el hermano mayor de los Montilla, que tenía tan sólo 22 años de edad cuando inició la sociedad.
El crecimiento fue constante. Se dedicaron a la producción, industrialización y comercialización de vinos y uvas. Así las cosas, el apellido Montilla se identificó plenamente con el departamento Albardón y se transformó casi en un sinónimo.
Aproximadamente en 1962, los Montilla compraron la empresa Resero, conocida mundialmente por sus vinos blancos que lideraron el mercado toda una década.Ya para 1979 la empresa se vendió.
Las empresas creadas por los Montilla llegaron a tener unos 4.000 empleados repartidos en San Juan, Mendoza y Buenos Aires.
A fines de la década de 1970 ya habían fallecido algunos miembros de la familia y los demás eligieron distintos caminos, algunos en el mismo rubro y otros no.
Alfredo reflexiona sobre la historia familiar y no duda en decir que el secreto del éxito empresarial tuvo una virtud especial: la unión de los Montilla. Es que los hermanos formaron una sociedad anónima, el hermano mayor tenía todas las acciones y a medida que los demás cumplían la mayoría de edad, les iba cediendo esas acciones. Otra de las características de la familia es que cuando la empresa no andaba bien, todos contribuían con su trabajo para sostenerla. "El crecimiento lo hizo la unión familiar", concluye Alfredo.

