Una de las obras que más impacto tuvo en la vida cotidiana de los sanjuaninos a lo largo de su historia fue sin dudas la construcción del Dique de Ullum. Su creación, que demandó la desaparición de un pueblo, fue el puntapié inicial de una obra integral de desarrollo enérgico para todo el Gran San Juan y alrededores. Al mismo tiempo, sirvió para comenzar a dosificar el agua de los cultivos. Y a la vez que, en tiempos de abundancia de agua, se convirtió en una perla del turismo.
El embalse, fue inaugurado el 3 de diciembre de 1980, pero la mega obra pública se construyó a lo largo de 13 años.
La idea de la construcción de esta represa creada sobre el río San Juan y ubicada en el extremo sureste del departamento Ullum y extremo noreste del departamento Zonda, nació en 1967. Sin embargo, el lago comenzó a tomar forma en 1973. Los cerros se poblaron de andamios, túneles, camiones, cemento.
Unas 800 personas se encargaron de la construcción de lo que fue la primera gran obra hídrica de San Juan, a lo largo de 3.200 hectáreas y demandó una inversión de 60 millones de dólares.
El agua de ese reservorio alimenta a su vez la central hidroeléctrica con una capacidad instalada de 41 MW y llamada central hidroeléctrica “Quebrada de Ullum”, que comenzó a construirse en 1981 y fueron inauguradas el 11 de septiembre de 1988 por el expresidente Raúl Alfonsín.
Fue la empresa argentina Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA (Impsa) la que se hizo cargo de la obra realizada durante la gobernación de Carlos Gómez Centurión.
La puesta en marcha se realizó el 24 de abril de 1989. La usina fue bautizada como Silvia y tiene más de 200 toneladas de peso. Para proveer de energía a San Juan se realizó una obra complementaria, una línea de interconexión, con el propósito de ingresar la producción al Sistema Interconectado Nacional.
La central está emplazada junto a la presa, aguas abajo, y es alimentada por un túnel blindado de 5 metros de diámetro y 165 metros de longitud. Este desemboca en el edificio del complejo, de hormigón armado y una superficie cubierta de 2.580 metros cuadrados en cuatro plantas bajo el nivel del terreno.
La estructura tiene 44 metros de altura desde la fundación y está dividida en dos naves, una de montaje y otra de generación. Para construir la casa de máquinas excavaron 34 mil metros cúbicos de suelo.
Toda la obra generó, además de una importante incidencia en la economía, el nacimiento de un centro neurálgico del turismo sanjuanino, con la construcción de diversos complejos en sus costas. Paralelamente, permitió que se comenzaran a regar 110.000 hectáreas de tierra más en la provincia para los cultivos de los valles del Tulum, Ullum y Zonda.
El pueblo que quedó sumergido
La creación del Dique significó también la desaparición de un pueblo sanjuanino. Es que, la presa fue construida sobre la comunidad ullunera que se creó alrededor de la Bodega Las Lomas, perteneciente a Santiago Graffigna, que quedó sepultada bajo el agua.
Los terrenos, en los que además de la bodega estaban la capilla, la escuela 111 y las viviendas de los trabajadores, fueron expropiados y un centenar de familias debieron ser reubicadas.
La huella de lo que fue esa comunidad se puede ver cada vez que, como consecuencia de la sequía, parte de la base del embalse queda al descubierto, tal como sucede actualmente. Y cuando eso sucede salen a la luz vestigios de la empresa, que se puede ver ingresando por ‘Playa Hermosa’ el último parador antes de ingresar a Villa Ibañez.
Además, resurgen las raíces de árboles que engalanaron la calle de la puerta del establecimiento vitivinícola y, también, los tocones de algunas de las especies que daban sombra a la calle principal, llamada Valentino Ruiz, camino utilizado para llegar desde el a la Ciudad de San Juan.
La cadena de presas
El Dique de Ullum es la primera de una cadena de presas que se fueron construyendo hacia arriba en el cerro. Se trata de tres embalses más:
– Dique Los Caracoles
Fue inaugurado el 10 de octubre de 2008. El embalse tiene un volumen máximo de 550 hectómetros cúbicos, ocupa una superficie inundada de 3.200 ha y, cuando está en su máximo caudal, permite contar con una reserva de agua para el riego de 17.000 hectáreas, generando una potencia de 125 megavatios y una energía media anual que se estimaba en 715 Gigavatios-hora (GWh) pero que resultó ser significativamente menor. La presa tiene 136 metros de altura y un ancho de 620 metros, lo que la convierte en la segunda más alta de Argentina. Las turbinas comenzaron a operar el 18 de junio de 2009.
– Dique Punta Negra
El 28 de diciembre de 2009 se firmó el acta que permitió comenzar con las obras de construcción de esta represa hidroeléctrica. El 24 de junio de 2015 fue el primer hito de la obra, cuando se colocó la última camionada al paredón de 750 metros de longitud. El 29 de agosto de 2015, el embalse quedó oficialmente inaugurado. Ese día se cerró la compuerta que permitió que el embalse comenzara a llenarse. Al año siguiente, después de 6 años y medio de trabajo, el dique comenzó a generar energía. Punta Negra demandó una inversión de 410 millones de dólares, unos 1300 puestos de trabajo y fue planeado para incrementar un 23% más la producción de electricidad.
– Dique El Tambolar (aún en construcción)
El pasado 18 de abril se realizó el desvío del Río San Juan para avanzar en la construcción de este dique, el cuarto sobre ese cauce, que maximizará el uso del recurso natural. El Tambolar tendrá el mayor volumen de embalse de la provincia, con 605 hm3, ampliando la capacidad de riego de la región y disminuyendo los riesgos de sequías o inundaciones. Lo que se busca con estas presas es que en años ricos -cuando caiga mucha nieve en Cordillera- pueda guardarse en los distintos diques. En cuanto a la generación de energía, la presa tendrá una capacidad instalada de 70 MW, la segunda más potente (la primera es Los Caracoles, con 120 MW). Este embalse se elevará 83 metros de altura sobre el cauce del río y 113 metros desde su fundación en la roca. Alcanzará una longitud de coronamiento de 450 metros y tendrá un volumen de 7.894.964 m³ de relleno de materiales aluviales y una cara de hormigón de 76.000 m².