En mayor o menor medida, de acuerdo a especialistas y deportistas, en casi todas las disciplinas en San Juan hay consumos aislados de sustancias prohibidas para mejorar rendimientos, pese incluso al amateurismo de los competencias locales. Y entre las más populares se encuentra la eritroproyetina, conocida como EPO. A su vez, también es frecuente el uso de la hormona de crecimiento, de anabólicos y en menor medida de las anfetaminas. Por su parte, según las fuentes, las disciplinas más salpicadas por el uso de sustancias prohibidas son las relacionadas a las actividades de gimnasio, el ciclismo, el rugby e incluso el fútbol. El ciclismo, precisamente, volvió a poner el tema en el ojo de la tormenta por el ‘no positivo’ de Daniel Zamora tras un control en la Vuelta de San Juan.

El consumo de drogas en el deporte local se maneja entre las sombras porque las sustancias más populares no son de venta libre y por eso existe un mercado negro e ilegal, al que se llega por contactos.

Según explicaron médicos vinculados al ámbito deportivo, entrenadores y deportistas en el más estricto off the record por lo complejo del tema, la búsqueda de mejores resultados lleva a que algunos competidores utilicen sustancias prohibidas a pesar de que sus disciplinas sean amateurs.

Entre estas, la EPO se popularizó pues retrasa o evita la aparición de la fatiga (ver infografía). Pero además, también suelen inyectarse la hormona de crecimiento, que aumenta la masa corporal; o anabólicos esteroides como la nandrolona y el stanozolol, que también favorecen el crecimiento muscular. Entre las anfetaminas, el bupropión es una de las más populares.

A su vez, en el perfil de los deportistas que usan sustancias prohibidas, se encuentra el uso familiar de léxico farmacológico. Constantemente están investigando sobre dosis o combinaciones para mejorar ciclos.

MERCADO NEGRO
Algunas de estas sustancias se utilizan para tratamientos médicos de enfermedades crónicas y su venta se realiza bajo receta archivada, a la vez que los anabólicos son importados. Por eso, existe un mercado negro al que los deportistas interesados llegan por contactos. Los gimnasios suelen ser sitios para empezar a acceder a estas drogas, pero para conseguirlas también suelen viajar a otras provincias, se mueven por nexos en el exterior, mandan a comprar en grandes cantidades, usan lazos para truchar recetas (es que algunas de estas drogas se usan para tratamientos de enfermedades renales o después de ciclos de quimioterapia agresivos en algunos tipos de cáncer) y las fuentes afirmaron también que en el ambiente son conocidas algunas farmacias en las que se puede comprar con facilidad.
Aunque los precios no tienen un parámetro fijo y dependen del tipo de sustancias, el costo para un ciclo de entrenamiento arranca desde los 2.000 pesos, informaron.

Las consecuencias del uso y abuso de sustancias como la EPO son graves, pues generan problemas hematológicos, alteraciones de metabolismos, accidentes cerebrovasculares o trastornos hepáticos, entre otras.