Rodeo tiene la virtud de parecer detenida en el tiempo, como invitando al visitante a someterse a la tranquilidad del pueblo, al silencio de la siesta y a rendirse ante el inevitable viento vespertino. Pero a su vez, tiene sus rincones de actividades extremas, de adrenalina y emoción, en una mezcla para todos los gustos y en la que ambas opciones conviven en un equilibrio ideal.
Por calle Santa Lucía, a metros de la ruta 150, hay un refugio para los amantes de la acción. Junto a una galería techada con hamacas paraguayas y una alameda, montaron un half pipe (una pista para skaters). Según contó Nicolás Meglioli, el half pipe que tiene en su complejo, llamado La Morada, es el primero del interior de la provincia y la construyó un amigo que llegó de Hawai. Luego de unas piruetas en la pista, los visitantes pueden también practicar palestra, ya que el lugar tiene dos, con distintas dificultades.
Por su parte, para aquellos que buscan algo más tranquilo, en Rodeo está la pileta del club San Martín, con sus aguas cristalinas y la posibilidad de jugar algún partido de fútbol o pasar por el camping Arroyito. El lugar es una oda a las vacaciones familiares. Los niños con los inflables juegan con sus papás en la pileta, más allá están las carpas y para quienes buscan un poco más de comodidad, el lugar ofrece también cabañas o habitaciones con baños privados. Además, tiene un bar abierto las 24 horas, en la que los visitantes pueden tomar desde cervezas hasta licuados de frutas. Allí, las reposeras junto a las piletas son las solicitadas y las tardes bajo los sauces se pasan entre mates y gaseosas.

