Según los datos que maneja el Centro por la Vida, dependiente de Salud Pública, 7 de cada 10 personas que inician una terapia contra la adicción a las drogas, no terminan el tratamiento. Esto se dio a conocer ayer en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. La deserción se da por la falta de contención familiar, porque tienen que salir a trabajar y porque el tratamiento demanda mucho tiempo, según dijeron las autoridades del centro.

Este centro estatal atiende generalmente casos de adictos de bajos recursos por lo que el índice de abandono es alto, dijeron las especialistas de la institución. Es que muchas veces estas personas no tienen la contención familiar necesaria y deben dejar el tratamiento para poder trabajar. A esto se suma que el tratamiento es de un año y medio (por lo menos) y dicen que muchos se cansan.

Desde la Comunidad privada Lihué, una institución privada que atiende casos de adicciones, su director Raúl Ontiveros, dijo que en el caso de ellos 6 de cada 10 pacientes no terminan el tratamiento porque la inconstancia es una de las cualidades de los adictos.

A simple vista, el dato parece desalentador. Pero desde las dos instituciones afirmaron que están dentro de los márgenes mundiales. ‘Desde la Organización Mundial de la Salud dicen que la deserción normal es 9 de cada 10’, dijo Ontiveros al respecto.

Marisa Delgado, psicóloga del Centro por la Vida, dijo que además, 1 de cada 3 recuperados, vuelve a reincidir. Aseguró además que la marihuana y los psicofármacos son las drogas más usadas.

Otro dato importante en relación al tratamiento, es que las mujeres tienen menos adherencia a la terapia y son menos constantes. En los 17 años que lleva de actividad este centro, de 40 mujeres tratadas sólo una recibió el alta.

EL TRATAMIENTO

En el Centro por la Vida el tratamiento es ambulatorio, es decir que la persona no es internada tal como sucede en el Proyecto Juan o en María del Carmen. Los adictos asisten 3 veces a la semana al lugar y participan de charlas y grupos de autoayuda. Mientras que las familias pasan por lo mismo pero sólo una vez por semana. En esta institución asisten a adictos desde los 14 años. Sin embargo reciben consultas de todas las edades. Es más hace unos días recibieron un caso de un nene de 11 años que consumía marihuana desde los 9.

En cuanto al apoyo familiar, ambas instituciones remarcaron su importancia. En el Centro por la Vida es uno de los requisitos fundamentales para la admisión de la persona. ‘No recibimos adictos si no tienen el apoyo de un adulto’, dijo Delgado. Además se evalúa el perfil del enfermo para saber si lo atienden ellos o tienen que derivarlo a otro tipo de tratamiento. Es que según el tiempo que lleva consumiendo y el tipo o la variedad de droga que utiliza, se decide si la ayuda es ambulatoria o hace falta internación. Por año reciben más de 3.700 consultas, pero no todos inician el tratamiento. En la actualidad hay 25 varones de entre 14 y hasta los 32 años.