Argentina fue el primer país de Latinoamérica en instalar una central nuclear, en 1974, pero a partir de la década de 1980 la actividad se fue frenando hasta quedar prácticamente paralizada. Hoy, en la región hay sólo cinco plantas de energía nuclear, dos en Argentina, dos en Brasil y una en México, que tiene dos reactores. En Brasil y México la energía nuclear suministra cerca del 3% de la producción eléctrica y en Argentina alrededor del 6%. Brasil y Argentina están en proceso de construcción de una tercera planta.

Ambos países dominan el ciclo nuclear en su totalidad, pero eligieron métodos diferentes: Argentina optó desde el principio por el uranio natural mientras que Brasil se volcó hacia el uranio enriquecido.

Pero la tendencia mundial, que privilegió mayormente el uranio enriquecido, empujó a las autoridades a buscar el desarrollo de un sistema mixto, al incorporar una planta alimentada con uranio enriquecido.