Luego de realizado el simulacro en marzo pasado, se hizo su evaluación. El resultado fue que en general, la gente aceptó de buen grado el ejercicio, aunque hubo casos de empleados que no quisieron bajar. El descenso no fue rápido, pero esto se debió a que la idea no era bajar en el menor tiempo posible, sino que la gente supiera por dónde hacerlo. En la planta baja no funcionó una de las alarmas contra incendios y la gente se amontonó contra la puerta principal, que estaba cerrada.
