“Me faltó un año para recibirme de ingeniero mecánico. Igual, todo lo que sé de motores fue por leer y aprender en el taller. No quiero parecer agrandado, pero creo que nadie en San Juan tiene una biblioteca tan grande sobre mecánica como la que tengo yo en mi casa y el taller”, contó Roberto. El hombre estudiaba cuando falleció su padre, por lo que tuvo que ponerse al frente del taller. “Era un monstruo que no daba respiro de tanto trabajo. No había para elegir y tuve que asumir la responsabilidad, así que colgué la facultad”, recordó.
Senatore está casado y tiene cuatro hijos, a quienes también les gusta la mecánica y las competiciones vinculadas al deporte motor. “Soy abuelo también, aunque pocos me creen cuando les digo cuántos nietos tengo. Son 13, nada menos”, contó sonriendo Roberto.
Senatore dijo que siempre le gustó innovar y recordó que en sus épocas de estudiante universitario protagonizó unas pruebas con un auto que funcionó con una mezcla de nafta y alcohol, que le dejaron como experiencia cómo encarar los diferentes aspectos de una evaluación técnica y que ahora usará cuando pruebe su motor.
Por su parte, los primeros aprendizajes con su tapa de cilindros para un motor sin válvulas los empezó a desarrollar en una moto, que fueron un verdadero desafío por entonces.
“Ahora estoy desarrollando la tapa de cilindro en un motor de un Dodge 1500. Cuando esté listo, vamos a hacer las pruebas como corresponde, con escribanos y comisarios deportivos, para dejar sentado todos los parámetros. Me gustaría que fuese en el autódromo El Zonda”, confesó.