Hubo globos y gallardetes celestes y blancos y otros con los colores papales. Hubo un enorme pasacalles de bienvenida. Hubo sillas adentro, para los reflexivos, y también afuera, para los estoicos que soportaban el frío. Y sobre todo, hubo lágrimas y abrazos. Fue en la inauguración del Templo del Sagrado Corazón de Jesús, que fue inaugurado el fin de semana en San Isidro, Jáchal. Y el blanco de tanta emoción desplegada fue el matrimonio de Enrique Martínez y Martha Alcayaga, quienes pagaron la construcción de la capilla con la plata del seguro que cobraron tras la muerte de su hijo en 2009, tres años después de que hubiera fallecido otro hijo suyo, una doble tragedia que había enlutado a todo el departamento.
La historia de los Martínez es reconocida en todo Jáchal. En 2006, el joven Denis, de 16 años, aparecía muerto de un balazo, aparentemente después de quitarse la vida. Y el anteaño pasado, su hermano mayor Flavio moría en un grave accidente de tránsito.
Los padres, ella docente y él policía, decidieron luego hacerle frente al dolor y rendir homenaje permanente a los dos hijos haciendo la capilla. Por otro lado, ese templo era algo que los vecinos de San Isidro pedían desde hacía muchos años.
Por eso la ceremonia de inauguración fue vivida como una verdadera fiesta, pese al sufrimiento que le había dado origen. la jornada comenzó con una procesión, luego siguió el emotivo corte de cinta y por último se celebró la misa, con muchos ruegos por los dos jóvenes fallecidos.
En total hubo cuatro sacerdotes presentes: el párroco de Jáchal, Orlando Ruggieri; el vicario Andrés Riveros; el padre Carlos Lazo, de Villa Mercedes; y el padre Marcelo Alcayaga, quien fue el más emocionado de todos, por ser tío de los muchachos.