‘Cuando leí en el diario lo que pasó con Ismael se me vinieron todos los recuerdos del 3 de abril de 1997, como si fuera ayer. Mis papás incluso se pusieron a llorar. Puedo entender todo el dolor de él y de sus padres’, dijo Abel Canto. Hace 17 años, Abel protagonizó un accidente similar al de Ismael Sánchez, el niño de 6 años a quien un secarropas en funcionamiento le seccionó el brazo en su casa de 9 de Julio y se encuentra internado en el Hospital Garrahan tras un reimplante. El de Canto es un caso recordado pues se trató del primer reimplante exitoso de una extremidad en toda Sudamérica. Hoy, el caucetero de 25 años tiene una vida normal, ya es papá y confesó que no sólo reza por Ismael, sino que quiere reunirse con él cuando regrese.
‘Estos primeros días son claves con el reimplante. Se vive por horas, porque cada hora ganada significa menor riesgo de rechazo. Soy muy católico y empecé a rezar por Ismael. Espero que vuelva pronto a San Juan como yo lo hice, con los dos brazos, y de paso poder juntarme con él’, afirmó el caucetero.
‘Me siento muy identificado con Ismael. Es increíble el parecido de nuestros accidentes y las coincidencias. Aunque yo metí la mano a la toma de fuerza de un tractor y él a un secarropas, los dos hechos fueron en el campo. Por lo que leí, Ismael se le apareció a sus padres sin gritar y sin llorar con un brazo menos; yo tampoco lloré y supongo que era por el shock. En los dos casos, es el brazo izquierdo, pocos centímetros abajo del hombro; nuestras familias son humildes; a mi me entraron a operar a las seis de la tarde y fueron 12 horas de cirugía, lo mismo que Ismael. Los reimplantes fueron en el Garrahan. Y los dos somos hinchas de Boca’, detalló Abel.
Abel tenía 8 años cuando sufrió la amputación de su brazo. Aquella vez llevaba, como todos los días, una botella de agua y dos sandwiches para compartir con su padre, quien trabajaba en una finca. ‘No sé que quise hacer, pero metí la mano a la toma del tractor. Se me retorció y amputó debajo del hombro. En total me operaron 10 veces, la última vez fue en 2005. Me sacaron piel del muslo, músculos de la espalda, nervios y venas de la pantorrilla. Durante 10 años, todos los días, hice rehabilitación, pero valió la pena. Las únicas secuelas que me quedaron es que no puedo generar mucha presión con los dedos y que la muñeca quedó con poca firmeza’, relató.
Tras la operación de reimplante, en el Garrahan permaneció internado durante 72 días. Su caso ganó tanta notoriedad, que fue entrevistado por diarios nacionales y hasta viajó a Caucete, años después, un equipo del programa Telenoche (Canal 13).
Pero Abel creció, terminó la Primaria, la Secundaria, trabaja en un local de venta de repuestos de motos y retomó sus estudios para ser profesor en Tecnología.
‘Con los años también cambió mi actitud en la vida. Antes me sentía en parte discriminado y me incomodaban mucho las miradas de las personas. Pero ya hoy eso no me importa y disfruto mucho más. Si todo sale bien, a Ismael le va a ir igual’, confesó.

