‘En toda mi inocencia, pensé que pese a su tono soberbio me estaba haciendo una broma cuando me dijo que me iba a tirar el puesto a la Circunvalación, el jueves. Cuando volví a trabajar (ayer), el puesto no estaba en el lugar donde estuvo por más de 40 años, sino a un costado de la avenida. Todavía no lo puedo creer, estoy amargado’, contó Mario Plaza. El hombre es un canillita que tiene su escaparate en la vereda de Ignacio de la Roza y Paula Albarracín de Sarmiento, un puesto que lleva ahí más de cuatro décadas aunque él lo compró hace cuatro años. Plaza informó que por un conflicto con el frentista le sacaron de su lugar el quiosco pese a tener autorización municipal y que realizó una denuncia penal por entender que coartan su derecho a trabajar.
‘Los problemas empezaron cuando el actual frentista heredó el local comercial. Como había que arreglar la vereda, me fue corriendo el puesto y al final lo terminó poniendo sobre la calle. El jueves por la mañana este hombre apareció y me dijo que me tenía que ir de ahí, porque la vereda le pertenecía. Y que si no le pagaba 8.000 pesos me iba a tirar el puesto a la Circunvalación. Parece que esperó a que cerrara, en la siesta, y cumplió con lo que dijo’, indicó Plaza.
El canillita apuntó que cuando volvió a trabajar, a las 5 de la mañana de ayer, encontró que su escaparate de metal estaba sobre una de las veredas de la Circunvalación, a metros del puente. ‘Tengo todos los permisos para trabajar en el lugar, incluida la ordenanza municipal de autorización. No es un puesto nuevo, sino que lleva más de 40 años. Yo hoy (por ayer) no pude trabajar y realicé una denuncia penal. Mi trabajo es honesto, me levanto a las 4 de la mañana para estar en el puesto a las 5. No le hago mal a nadie y estoy en regla con todo. Pero resulta que viene una persona con dinero y como si no existieran leyes, hizo lo que quiso. Somos muchos los que trabajamos con puestos ubicados en las veredas municipales y no quiero que le pase esto a otros compañeros’, relató el canillita. El frentista no pudo ser contactado por este diario, pese a los intentos.
Según indicaron desde el Sindicato de Vendedores de Diarios, Revistas y Afines de San Juan los puestos de venta ubicados en las veredas son autorizados por ordenanzas municipales y sus propietarios pagan tasas, además de que deben respetar ciertas medidas en cuanto a las dimensiones de los escaparates. ‘Aparte del avasallamiento, al señor Plaza le coartaron su libertad de trabajo. Las veredas, pese a lo que digan los frentistas, son municipales en toda la provincia. Y este puesto en particular no fue autorizado hace unos días, lleva muchos años funcionando con todos los permisos. El abogado del Sindicato ya está trabajando en el tema y esperaremos a que la causa tenga un juez, pues hay una denuncia penal. Pero legalmente, el frentista no tiene mucho más que aceptar lo que dicen las normativas’, expresó Carlos Lobo, secretario gremial del Sindicato de Vendedores de Diarios.

