San Juan, 4 de septiembre.- Hace exactamente un año, las llamas devoraban la histórica Estancia Guañizuil, ubicada en Iglesia. El fuego consumía unas 300 hectáreas de bosques, causando pérdidas millonarias. Se quemaron álamos, acacias, cedros, sauces y robles octogenarios. Muchos, plantados por el mismísimo Federico Cantoni. Y si bien los responsables siempre estuvieron identificados, siguen sin aparecer.

Alberto Grau, uno de los propietarios del lugar, no pierde las esperanzas aunque sabe que el daño causado es “irreparable”. “Siempre supimos quiénes fueron. Hay una causa en curso, pero todavía no hemos obtenido novedades. Eran estudiantes de geología, las únicas personas que estaban en la estancia. La denuncia se hizo sobre esas personas”, dijo en diálogo con DIARIO DE CUYO ONLINE.

La Estancia Guañizuil es una reserva natural, un sitio turístico por excelencia, donde los visitantes suelen alojarse en cabañas. “Sabemos que el incendio no fue intencional. Lo que sí fue intencional fue el hecho de darse a la fuga sin darnos aviso, sabiendo que había gente que corría peligro. Ellos tomaron la decisión de irse por otro lado, sin decir que se iban, lo que lo puso en más sospechas todavía”, agregó Grau, quien dijo también que los jóvenes llegaron horas antes, pidieron permiso para ingresar y se los dieron claras instrucciones sobre las cosas que no se podían hacer, entre ellas prender fuego. “No hicieron caso, lo dejaron semiprendido y el viento desparramó las cenizas”, continuó el empresario. Grau además indicó que en los últimos meses han plantado unos 10 mil álamos y que gracias a la ayuda del gobierno pudieron concretar las tareas de limpieza.

La causa está a cargo del Juzgado de Jáchal. La instrucción fue iniciada por Carlos Alberto Mateo, pero se jubiló. En estos momentos y desde hace un mes, la jueza Rodríguez investiga el hecho.

Lo cierto es que para que la Estancia Guañizuil vuelva a lucir como antes, pasarán al menos 80 años.