El piso se movió a las 9,45, hace exactamente un año en una zona de San Juan y no fue por un temblor. Una explosión, fuerte y repentina hizo vibrar los vidrios y llegó a provocar roturas en viviendas y comercios en una zona de Trinidad. El epicentro fue el taller “ESI GNC “en el que dos operarios trabajaban con un tubo. Sin saber qué pasaba, los alumnos del colegio Santo Tomás de Aquino (lindante con el taller), vecinos y comerciantes, salieron a la calle. En ese momento, nadie imaginaba que el estruendo se llevaría la vida de dos personas.
La explosión generó caos y preocupación, además de una imagen difícil de olvidar. Uno de los operarios, salía del taller al que se le había volado el techo, en llamas y pidiendo ayuda. Los vecinos colaboraron con él y rápidamente llegaron los Bomberos, las ambulancias y la Policía.
Quienes habían estado trabajando en ese galpón que quedó destruido eran Fernando David Suárez, de 43 años, y Cristian Castro, quien tenía 34 años. Ambos fueron trasladados al Hospital Marcial Quiroga, donde empezaron a tratar las quemaduras que sufrieron.
Sin embargo, las vías respiratorias de ambos estaban complicadas y los médicos no lograron que salieran adelante. Castro falleció 8 días después, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio. Mientras que, Suárez murió el 9 de junio siguiente, en la cama de una clínica privada.
Tras el hecho, Enargas realizó las pericias correspondientes y luego de analizarlas, la Justicia determinó que todo se debió a una falla humana.
La causa se mantiene con esa presunción hasta ahora y el juez Eduardo Agudo, a cargo de la investigación, la cerrara pronto. A un año, el Magistrado ratificó "hubo un mal manejo del venteo de los tubos por parte de los operarios. Eso produjo la acumulación de gas en un recinto donde había poca ventilación; al alcanzar un punto de saturación el combustible, en relación con el oxígeno de adentro, apenas tuvo un contacto con una fuente de ignición se produjo la explosión".