Hace casi cuatro décadas, los pronósticos médicos fueron desalentadores. La falta de oxígeno al nacer le provocó parálisis cerebral y por aquella época ni siquiera existía el concepto de inclusión escolar. Sin embargo, el empuje de María de las Mercedes Quiroga, a la que todos llaman Poro, mostró todo lo contrario. Pero no lo hizo sola. Sus cinco hermanos mayores, su madre y su padre se trasformaron en sus ojos, su boca, sus piernas y brazos. Así fue que la chica ya está haciendo la tesis para ser licenciada en Letras, fue abanderada de la escuela secundaria y aportó un poema que las reinas dirán durante el espectáculo de la Noche Soberana que se realizará hoy a las 21 en la Plaza 25 de Mayo.
Poro siempre ríe, aunque su vida fue puro esfuerzo. No habla, tiene disminución visual y no puede mover su cuerpo. Así y todo se las ingenia para seguir adelante. Su mamá, María (74), dice que siempre se hizo entender por gestos y que acomodó su inteligencia a sus posibilidades. Luchó contra la discriminación y logró incluirse en una escuela común donde fue abanderada en la secundaria. Pero no se conformó con eso. Luego siguió la universidad y ahora está a punto de rendir la tesis de la Licenciatura en Letras. Pero para Poro nada parece ser imposible y sus escritos formarán parte del guión que se pondrá en escena hoy en la Noche Soberana. “Este es un momento feliz, tanto como cuando nos enteramos que iba a ser abanderada. No puede mover el cuerpo pero su inteligencia está intacta”, cuenta su mamá, un apoyo fundamental y no menor del que le proporcionan sus hermanos. La chica, que cumplirá 40 años en marzo próximo, nació y creció en un hogar donde la cooperación fue la premisa. Sus hermanos le ensañaron a leer, a compartir cuentos y hasta le enseñaron las estrategias para jugar al truco. Ellos la llevaron a la escuela y hasta a la universidad. Mientras que de su padre, el ya fallecido doctor en lingüística César Quiroga Salcedo, heredó el amor por las palabras. De su mamá aprendió a enfrentar la vida como se presenta. A no sentirse diferente y a pensar que todo se puede lograr con esfuerzo.
Fue la falta de oxígeno al nacer lo que provocó parálisis cerebral en Poro. Los primeros diagnósticos fueron desalentadores, tras sufrir episodios continuos de convulsiones. Pero nada hizo que la familia bajara los brazo.
Al terminar la escuela primaria, todos pensaron que la secundaria podía ser un sueño imposible. Sin embargo, la maestra de séptimo grado se ofreció a integrarla y a nivelarla, en una época donde no existía la inclusión escolar de manera oficial. Así fue que, con algunos tropiezos, pudo terminar la secundaria en el colegio Provincial de Concepción y, a excepción de una docente que en alguna oportunidad no quiso colocarle calificaciones, Poro fue una más del curso. Siempre asistida por sus compañeras, maestra y familia, pudo aprender todos los contenidos exigidos y fue la mejor. María cuenta que el mejor momento de su vida fue cuando le dijeron que iba a ser abanderada. Una felicidad que se volvió a repetir hace unas semanas cuando desde la organización de la Fiesta Nacional del Sol decidieron incluir en la Noche Soberana un poema que la chica escribió.
Poro es vivaz y los domingos duerme hasta tarde. Le gustan las bochas, deporte que la llevó a recorrer el mundo. Su vida está detrás de la computadora a la que maneja con gran destreza con un puntero sostenido en su frente por una vincha. Este método fue ideado también por su familia, luego de experimentar varias formas de comunicarse. Poro pudo estudiar en la facultad y comunicarse a la perfección con los demás porque así puede escribir en la computadora. Para su familia, especialmente para su mamá, la receta para salir adelante es tomar la vida como viene.