Por Gargo
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DIARIO DE CUYO
Como muchas grandes historias de obras maestras, esta también comienza en París. Pero tiene como protagonista al escultor José Carrieri, nacido en Mendoza y radicado luego en San Juan, y autor del “Rosetón de los Deportes”, una de las obras más icónicas de la provincia y que hoy cumple medio sigla de vida.
Siendo estudiante de Artes Plásticas, en 1952 Carrieri fue el ganador de una beca que otorgaba el gobierno francés y se fue dos años a París. Allí construyó amistad con Antoine Pevsner (su influencia es visible en su obra), Pablo Picasso, Henry Moore, Jean Arp, Zadkine y Lucio Fontana (ver gráfico al pie). Este grupo empujó a José al Constructivismo (corriente del arte abstracto), que niega la escultura como forma cerrada que interrumpe la continuidad del espacio y lo define en relación a sí misma, como vacío opuesto a la plenitud.
Con este tipo de oraciones, el alegre grupo fue ganando a José Carrieri para la causa. Le ofrecieron un reclutamiento de tiempo completo en París, que él rechazó. En 1956, viviendo en Mendoza, recibió una propuesta del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la entonces Facultad de Ingeniería, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FICEFN) de la Universidad Nacional de Cuyo, con sede en San Juan, ofreciéndole un cargo como docente de Plástica en la carrera de Arquitectura. José aceptó de inmediato y se vino a San Juan a vivir de forma definitiva.
En esta nueva tierra impulsó la investigación sobre las formas desde el Taller de Plástica del Departamento de Arquitectura y Urbanismo. En este espacio aplicó las ideas que incorporó en París y propició la conjunción arte y ciencia, y la importancia de los materiales en tiempo y espacio influenciando en el constructivismo (abstracción constructiva, no confundir con el constructivismo educativo) a dos generaciones de arquitectos en San Juan.
Al llegar 1970, San Juan se encontraba otra vez de pie listo para volver a ser anfitrión y se postuló como sede del XIX Campeonato Mundial de Hockey. Así fue que el gobernador José Augusto López le pidió a Carrieri un pequeño monolito de un metro cincuenta, como recordatorio del evento deportivo. Pero José le ofreció una obra a prueba del tiempo: ‘El Rosetón de los Deportes‘, una estructura de más de 8 metros y 70 toneladas con corazón de hierro para resistir tanto los sismos como los fuertes vientos de la provincia. Un símbolo que nadie pudiera olvidar fácilmente.
José buscaba que fuera un elemento de difusión de la cultura provincial. El gobernador accedió y el 9 de marzo de 1970 comenzó la construcción de la obra. En ella participaron varios arquitectos de la Dirección de Arquitectura de la UNSJ. Participaron también ingenieros, peones y albañiles de renombre de la época. El 1 de abril el trabajo estaba terminado. Se necesitaron 2 grúas para ponerlo de pie y el 2 de abril de 1970 fue inaugurado.
A la ceremonia asistieron el Gobernador y sus ministros, el embajador de España y el de Portugal. La primeras palabras inaugurales estuvieron a cargo del presidente de la Liga Sanjuanina de Fútbol, César Camargo, quien dijo: “Que sirva de homenaje a todas las manifestaciones deportivas de la provincia”.
San Juan no estaba preparado para una obra así, no fue fácil amarla, pero la verdad es que nunca nadie la odió. Sus líneas ondulantes hacen recordar a la falda de una bailarina que gira sobre sí. Sin duda hay femineidad en su imponente presencia. Cada nueva generación le pone su propio nombre al rosetón y lo colma de significados.
La escultura de cemento resistió muy bien el terremoto de 1977. Su color no es una cosa menor, José estudió detalladamente los colores de las tierras de San Juan y pintó la escultura con un color que no destiñera con el tiempo; parece color ladrillo, pero se trata de un esmalte un tono más brillante.
José alguna vez soñó con ser aviador y tal vez por eso la escultura parece levantar vuelo. Carrieri falleció a los 93 años, el 22 de marzo de 2014.