El monumental Centro Cívico terminará de nacer hoy luego de 63 largos años de vida inconclusa. Desde la promesa de su construcción, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón y la gobernación de Juan Luis Albarado en 1946, hasta su inauguración, con la presidenta Cristina Fernández y el gobernador José Luis Gioja, pasó mucha agua bajo el puente.
Gobiernos de diferentes colores políticos, e inclusive militares, se hicieron eco de la significativa obra para ganar la confianza de la gente. Vaivenes económicos que impidieron conseguir el financiamiento para la construcción (en ese lapso hubo varios cambios de moneda que hicieron que no se pueda determinar con exactitud el costo total de la obra). Además, hubo disputas entre los diversos frentes por las políticas implementadas para su construcción. Y desazón en la gente que creyó que la obra nunca estaría completa.
Durante los años en los que el edificio se transformó en el termómetro del desarrollo de la obra pública, la simbólica construcción tuvo también diversos significados. En un principio fue la obra más importante licitada en la Argentina en 1972. Luego, durante muchos años, por su gigantesca e inconclusa estructura, recibió el nombre popular de Monumento al Cemento o a la Desidia. Eso llevó también a que en el año 2004, fuera una de las mayores frustraciones de los sanjuaninos, según una encuesta. Pero, a pesar de todo comienza a funcionar en todo su esplendor para transformarse en un orgullo para el pueblo sanjuanino. Y, según palabras del gobernador Gioja, en una "promesa cumplida".
Por la tragedia
La historia del Centro Cívico comienza luego del terremoto de 1944 que devastó la ciudad de San Juan. Dos años después el presidente Perón, firmó un decreto para apoyar a la provincia con la construcción de obras públicas, entre las que figuraba el Centro Cívico. Es que con el sismo se había derrumbado la Casa de Gobierno, que fue levantada con materiales de emergencia en terrenos de la Escuela de Enología, donde está aún. Por lo que se planeó que el nuevo edificio albergaría la Casa de Gobierno, los Ministerio, la Legislatura y el Poder Judicial.
Como si fuera un presagio, ya en su inicio la obra sufrió una postergación. En 1947 se realizó el concurso de anteproyecto del Centro Cívico pero la iniciativa quedó paralizada hasta 1966. Ese año se organizó un nuevo concurso a través del cual se eligió a los ganadores, un grupo de cinco arquitectos de Buenos Aires que firmaron el contrato para la elaboración del proyecto total. Por su parte, los encargados del cálculo estructural fueron cuatro ingenieros que estudiaron en la provincia.
En 1970 el proceso se frenó, fue cuando el gobierno nacional estableció que no se haría ninguna de las obras que habían prometido después de 1944. Ante la situación, el gobernador bloquista Carlos Enrique Gómez Centurión, logró la transferencia de parte de la obra pública a la provincia.
Paralelamente el gobierno recibió la cesión de las tierras que pertenecían a la Administración de Ferrocarriles Argentinos donde se construiría la obra. Un predio de 47.500 metros cuadrados, ubicado en calles Libertador, España, Las Heras e Ignacio de la Roza, que hasta ese momento era ocupado como patio de maniobra de las máquinas de la Estación San Martín.
El comienzo
En 1972 comienza el sueño. El gobernador Gómez Centurión anunció que en octubre llamaría a licitación para la construcción de la primera etapa del edificio, que se levantaría con fondos de la Nación. Y, como si estuviera prediciendo el futuro, señaló que los gobiernos que los sucedieran iban a tener que continuar gestionando los fondos para que la obra no se paralizará.
A principios del año siguiente la empresa Benito Roggio SA, se adjudicaba la construcción de la primera etapa del Centro Cívico.
Las obras se iniciaron simbólicamente el 7 de abril de 1973, con la colocación de la piedra basal. En el acto, monseñor Fernández Hermida fue el encargado de bendecir la piedra fundamental que colocaron el gobernador y el arquitecto Roggio, dueño de la empresa constructora.
El edificio siguió creciendo durante el gobierno del justicialista Eloy Camus, que en marzo de 1974 visitó la obra y se mostró satisfecho con su marcha. "Esto pone en evidencia que las obras no se han paralizado en la provincia, si no que se ejecutan a ritmo acelerado", declaró.
Dos años después, en junio de 1976, el gobierno militar de Jorge Rafael Videla prometió enviar recursos para la construcción, pero el dinero no llegó. Por lo que la obra continuó hasta 1981, cuando terminaron las relaciones contractuales con la empresa Roggio, y luego se paralizó durante 24 años. En ese lapso de tiempo muchos gobiernos prometieron continuarla, pero ninguno cumplió.
Sólo promesas
La mole de concreto estaba de pie, pero por casi un cuarto de siglo permanecería sin avanzar. Durante ese lapso de tiempo los anuncios sobre la posible continuidad de la obra se sucedieron una y otra vez, siempre sin resultados concretos.
La primer ilusión llegó en 1983, durante el gobierno de facto, cuando el ministro de Obras Públicas de la Nación, Conrado Bauer, anunció que enviaría fondos para poner en movimiento al gigante. Para eso el Gobierno de la provincia, a cargo de Eduardo Pósleman, debía llamar a licitación. Pero el llamado nunca se ejecutó.
Ya en marzo de 1987, el secretario de Obras Públicas de la provincia, Alberto Olivera, dijo que avanzarían en la construcción del edificio. El funcionario prometió que se terminaría la primera etapa usando materiales menos suntuosos que los proyectados, para abaratar costos. Pero fue sólo un anuncio que no prosperó.
Al llegar los ’90 aún existía sólo el esqueleto del edificio. En 1992, el gobernador justicialista Jorge Escobar dijo que estaba buscando el apoyo de inversores extranjeros que financiarían las obras. Pero el dinero tampoco llegó.
Un año más tarde, también el justicialista Juan Carlos Rojas, que ocupaba el cargo de primer mandatario provincial, acordó con los arquitectos del proyecto original actualizarlo incorporando las nuevas tecnología y materiales. En ese momento se determinó que para el 30 de abril de 1994 el gobierno llamaría a licitación para terminar las obras. Durante el acto aseveró que "terminaremos con este monumento a la desidia, de la cual no tiene responsabilidad alguna el pueblo de San Juan". Esta licitación nunca se concretó.
Desde 1998 hasta el 2001 hubo una serie de ideas "nuevas" para el Centro Cívico (ver página 7). Pero ninguna prendió. Recién el 16 de agosto de 2002 la provincia logró la titularidad del terreno sobre el que se asentaba la construcción de hormigón armado.
La nueva era
El 26 de noviembre de 2004 el gobernador Gioja prometió terminar el Centro Cívico. La ejecución del proyecto costaría 150 millones de pesos. De esa cantidad, la provincia costearía un tercio con dinero ahorrado. Otros 50 millones serían aportados por la Nación. Y el resto estaría incluido en los presupuestos provinciales y se sumaría el dinero de la venta y ahorro en el alquiler de los edificios que dejarían de ocupar las reparticiones que se trasladarían al Centro Cívico.
Para continuar, el 10 de enero de 2005 se inició la venta de pliegos de licitación. Y a fines de abril se realizó la apertura de sobres de 4 empresas: Petersen Thiele y Cruz, Benito Roggio SA, Techint y Dycasa. La primera fue ganadora de la licitación, con una oferta de 157.837.687 pesos, y firmó el contrato en agosto. En el momento de la firma el gobernador Gioja dijo "es un sueño que hoy estemos firmando este contrato de esta obra tan esperada y que tiene que ver con la historia de los últimos años de nuestra provincia". Es que fueron 32 años y 132 días los que transcurrieron desde que se colocó la piedra basal del emblemático edificio, hasta que se reiniciaron las obras para su concreción. Y la mole comenzaría a moverse después de haber estado 24 años parada.
Ante el histórico momento, el 18 de agosto de 2005, el presidente Néstor Kirchner llegó a la provincia para poner en marcha la obra. A partir de ese momento, los trabajos de construcción fueron ininterrumpidos. Pero, mientras el gigante seguía avanzando, había discusiones para decidir qué reparticiones se trasladarían al edificio. Se determinó que el Poder Judicial quedaría afuera por problemas técnicos y urbanísticos, y ya se había decido que el Poder Legislativo tampoco se mudaría al lugar. Por lo que quedó sólo para las dependencias del Poder Ejecutivo.
Las inauguraciones
El 5 de junio de 2007 Kirchner volvió a la provincia, esta vez acompañado por su esposa Cristina Fernández, para inaugurar el primer tramo del Centro Cívico. En sus discurso el gobernador Gioja destacó que se trataba de una obra clave para que los sanjuaninos volvieran a creer y que "esta vez ganó la promesa cumplida".
Desde ese momento, el edificio tantos años esperado cobró vida y los ministerios comenzaron a mudarse a su nueva casa. Pero recién el 10 de julio de 2007, se abrieron las puertas de la enorme construcción para atender al público. Y, mientras la gente hacía sus trámites en el sector del edificio que comprende la primera etapa de la obra, los obreros continuaban trabajando en los otros dos sectores.
Hoy, llegó el momento más esperado por todo el pueblo de San Juan, el de la gran inauguración. A partir de ahora y después de 63 años de espera y promesas incumplidas, el Centro Cívico brillará en todo esplendor.

