El caso de Guillermo Peralta conmocionó a la provincia y despertó la solidaridad de toda la sociedad. Este joven montañista sanjuanino estuvo 11 días perdido en las montañas zondinas, tras caer en una grieta de la que no pudo salir a causa de las heridas que le provocó la caída. Ayer se cumplieron 10 años de aquel histórico rescate y Esteban Arellano, uno de los miembros del Club Andino Mercedario y rescatista del joven, habló con DIARIO DE CUYO sobre sus recuerdos de aquel acontecimiento. Dijo, fundamentalmente, que pese a que pasó una década de aquel hecho el montañismo es una actividad que aún no se toma en serio. También contó que Guillermo Peralta actualmente vive en Chile, donde se desempeña como geólogo para una empresa minera, y que en la provincia ya no queda ninguno de sus familiares directos. Dijo que sus padres fallecieron y que la única hermana que vivía en San Juan, se fue.
"El 11 de abril del 2001 es una fecha inolvidable tanto para mí como para Luis Codorniú, el otro rescatista. Ese día aprendí que la esperanza nunca se debe perder y que las ganas de vivir desafían a la muerte". De esta manera, Esteban Arellano comenzó a recordar el día que encontró con vida a Guillermo Peralta, y las horas que pasó junto al muchacho hasta que pudo concretarse el rescate al día siguiente. Y, a pesar del tiempo transcurrido, no pudo evitar emocionarse.
"Fue increíble. Yo iba predispuesto a encontrar un cadáver, y en su lugar encontré a un joven con muchas ganas de vivir -sostuvo-. Fue un milagro que Guillermo se mantuviera con vida comiendo pasas y cactus y bebiendo agua de nieve durante 11 días. Y ese instinto de supervivencia sólo te lo da la responsabilidad de haberte preparado antes de escalar un cerro, cosa que aún se toma a la ligera".
Esteban dijo que todavía hay quienes creen que tener un GPS o un teléfono celular de última generación es suficiente para dedicarse al montañismo. Pero sostuvo que la tecnología sólo aumenta las probabilidades de poder avisar que se sufrió un accidente y de que el rescate sea más rápido y efectivo.
"Sin duda que si Guillermo hubiera tenido esta tecnología hubiera sido más fácil su rescate -afirmó Arellano-. Pero en su lugar tuvo experiencia suficiente para mantenerse con vida, a pesar de las heridas. Cuando lo encontré me dijo que sabía que lo íbamos a buscar hasta encontrarlo y que por eso no se desesperó. Es que él conocía que todos los montañistas y rescatistas tenemos códigos y la responsabilidad moral de socorrer a quien se encuentra en riesgo. Pero más de uno estuvo, en aquella ocasión, en peligro de perder su trabajo por ausentarse del mismo por varios días para participar del rescate".
Esteban contó que es necesario crear en la provincia un grupo de rescate oficial, como el que existe en Mendoza, para que se dedique exclusivamente a este tipo de tarea y con los recursos necesarios, sobre todo ahora que San Juan promociona el montañismo como una alternativa deportiva y turística.
"Realmente nos angustiamos mucho al ver cómo pasaban los días y no podíamos encontrar a Guillermo a pesar de que lo buscábamos por tierra y por aire -recordó el rescatista-. Habían pasado 11 días de búsqueda sin resultados positivos, por eso cuando volví a subir al cerro decidí gritar con todas mis fuerzas por las dudas él pudiera escucharme. Fue algo que hice de manera espontánea, como si algo me impulsara a hacerlo. Y dio resultado. Desde el fondo de una grieta y con voz temblorosa, por los 5 grados bajo cero, Guillermo contestó a mi llamado".

