Hace 5 años su vida cambió totalmente. Muchos sueños y la familia que tenía empezaron a desmoronarse. Y a pesar de que el tiempo le enseñó a vivir con el dolor, nunca pudo superar la muerte de su hijo. ‘Quiero que este día pase rápido’, dijo Norma Muñoz, la mamá de Rodrigo, quien cayó a una cañería cloacal cuando trabajaba, en Santa Lucía. Cada 19 de marzo ella le lleva flores a un monolito que hicieron en un espacio verde que está en la esquina de su casa.
Cualquier actividad que haga la mantiene libre de lágrimas. Trabaja más horas de las debidas, cuida a su nieto o busca a su familia para tomar mate acompañada. Así, Norma logra pasar cada 19 marzo desde el 2009. ‘Cuando llega esta fecha no quiero ni pensar. Y a pesar de que ya pasaron 5 años todavía quiero que el día pase lo más rápido posible porque el dolor se vuelve insoportable’, dijo la mujer, que no puede evitar llorar cuando habla del ‘Chono’, como ella llama a su hijo. Por eso, este año hasta se anotó en un curso de carpintería y corte y confección. Norma es portera y trabaja medio día, por eso dijo que las clases las va a tomar a la salida del trabajo. ‘Es que no quiero quedarme sola en mi casa y necesito tener la mente ocupada si no siento que enloquezco’, dijo y aseguró que tras la muerte de su hijo su forma de ser cambió totalmente y se volvió más malhumorada.
Después de la muerte de su hijo hay pocas cosas que la hacen feliz. Una de ellas es ver crecer a su nieto, hijo de Rodrigo, que ahora tiene 8 años. ’Todos los fines de semana la pasa conmigo. Juega al fútbol y practica karate. Y dice que quiere ser arquero como su papá’, dijo y esbozó la única sonrisa de la charla.
Tras el insólito accidente de Rodrigo, no sólo cambió la vida de Norma. Su abuelo, que lo crió como si fuera su padre, tuvo que ser operado del corazón en dos oportunidades y nada volvió a ser como antes. Y hace unos días falleció preguntando todos los días por Rodrigo, dijo Susana una tía del Chono.
Rodrigo Muñoz tenía 26 años cuando cayó a la cañería cloacal. Estaba trabajando en una conexión a un nuevo barrio, en Roque Sáenz Peña al Oeste de Colón, en Santa Lucía. El joven, oriundo de Marquesado, se introdujo por orden de un capataz a sacar un trozo de caño roto en la red cloacal y desapareció. Lo buscaron en toda la cañería, con ganchos y hasta con cámaras de video, pero no hallaron nada hasta que encontraron su pie y tiempo después hallaron el torso de Rodrigo.

