Si bien el titular del IPV, Vicente Marrelli, dijo recientemente sobre la continuidad de la erradicación de villas que por este año se ha bajado el telón y que “el año que viene si tenemos viviendas haremos, pero lo que se viene es el plan para departamentos alejados y de la CGT”, el ministro de Infraestructura, José Strada, dijo que “va a haber” más operativos en 2009. La contradicción oficial no es ingenua, ya que no quieren que los sectores vulnerables se sientan desplazados de la política habitacional actual, que ha dado un vuelco para atender también a la clase media con tres planes (ver aparte). Esta última estaba relegada porque desde 2004 a este año el Gobierno venía concentrando dinero y esfuerzo en las clases más humildes. En este escenario juegan dos factores importantes: la demanda de techos, que supera ampliamente a la oferta (más de 60 mil inscriptos en el IPV); y el impacto en la merma de envíos nacionales producto de la crisis financiera internacional y de la coyuntura política. Oficialmente son concientes de que hay muchas villas por erradicar -no dan a conocer el número-, algunas de las cuales se forman con la especulación de que les den casa inmediatamente y hasta llegan con piquetes en el Centro Cívico.
