�La nota sobresaliente de la visita de Cristina al Papa fue el esguince de tobillo que sufrió la presidenta en su pie izquierdo la noche del domingo mientras caminaba en su habitación del hotel de Roma, por lo que llegó con una férula al encuentro de ayer con el papa Francisco que, en broma, le dijo: ‘¡Qué mala pata!‘. 
La jefa de Estado bajó del automóvil oficial que la trasladó a la Residencia Santa Marta con manifiestas dificultades para caminar por la férula. “¡Qué mala pata!”, fue lo primero que le expresó Su Santidad al recibirla, pero la Presidenta entre risas le respondió ‘no, no, no‘ y aclaró que se trataba de ‘un esguince de primer grado‘. Luego, cuando le presentó al Papa a los integrantes de la delegación nacional que la acompañó, aclaró que Marcelo Ballesteros, jefe de la Unidad Médica Presidencial, fue ‘el médico que atendió el percance”. Justamente Ballesteros fue el que firmó el parte médico donde se aclara que “la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner sufrió una torsión del tobillo izquierdo mientras caminaba por su habitación”. Por tanto, “se le efectuó una resonancia magnética nuclear en el Hospital Universitario Umberto I” de Roma, en donde se determinó “el diagnóstico de esguince de tobillo izquierdo”. Añade que, tras estas placas, “se indicó el tratamiento correspondiente y se inmovilizó la articulación con una férula”.