Guillermo Gómez (en la foto, al centro) es representante de Información Pública de los Testigos de Jehová en San Juan y ayer habló sobre Pablo Albarracini, el hombre que lucha por su vida en Buenos Aires tras ser baleado y del caso de una joven entrerriana que supuestamente murió por negarse a recibir una transfusión de sangre, por precepto del culto. Acompañado por Miguel Ampes, del Comité de Enlace con Hospitales, y Daniel Arias, jefe de Servicio de Hemoterapia y Hematología del Hospital Rawson (quien sin pertenecer al culto brindó aportes sobre los procedimientos médicos que reemplazan la transfusión), Guillermo Gómez aclaró la postura que tienen los Testigos de Jehová.

-¿Por qué no aceptan la transfusión de sangre?

-Es algo que surge de los principios bíblicos. Los textos engloban la abstención de la fornicación, de la idolatría y también de la sangre.

-¿Qué opina sobre el caso de Pablo Albarracini y de la muerte de la mujer entrerriana, supuestamente fallecida por no aceptar una transfusión?

-En este último caso hay mucha desinformación y un mal tratamiento periodístico, al punto que se basan en el testimonio de una vecina para aseverar esto. Esta paciente sufría neumonía bilateral, es decir que tenía los dos pulmones tomados. La persona tenía 18 de hematocritos producto de la infección pulmonar y la transfusión no era su salvación. La muerte no fue por falta de sangre, sino por la infección en los pulmones. En el caso de Pablo Albarracini, sigue evolucionando, sin haber llegado a la transfusión.

-Se dice que los testigos de Jehová están obligados a firmar un documento en el que declaran su negativa a recibir sangre ¿por qué?

-No es de índole obligatoria, es un documento médico como el de cualquier persona que anuncia que es diabética, alérgica o tiene un marcapasos. Nosotros, además de esa información, tenemos un escrito en el que pedimos que respeten nuestra libertad de conciencia. Y lo llevamos siempre a mano por si hay una emergencia.

-¿Cuál es la postura del culto con respecto al suicidio?

-Somos una organización que respeta muchísimo la vida, porque es un don de Dios.

-¿Qué opina entonces sobre quienes comparan que firmar un documento que impide salvar una vida con transfusión de sangre es como firmar un suicidio?

-En absoluto en desacuerdo. Un suicida no buscaría ayuda médica de la forma en la que lo hace un testigo de Jehová. Estamos siempre a disposición de los médicos, tenemos nuestro Comité de Enlace con los hospitales, buscamos los mejores tratamientos. De hecho, los testigos permitimos que se usen técnicas en el que nuestra propia sangre se usa en cirugías, en una especie de circuito cerrado. No nos creemos mártires, lo que queremos es atención médica sin transfusión de sangre, que se utilicen las técnicas que reemplazan este procedimiento. Como siempre dice el doctor Daniel Arias, no hay sangre salvadora de vidas.

-¿Qué le responde a quienes dicen que los testigos de Jehová priorizan la religión sobre la vida, incluso en una situación que ponga en riesgo a sus hijos?

-Que no aceptar sangre en una transfusión no es un fanatismo irracional. Hoy, el concepto de sangre o muerte es prácticamente inexistente por el avance de la medicina. Priorizar conceptos o ideologías trasciende cualquier religión y de hecho, el derecho de anteponer ideales sobre la vida es un derecho socialmente aceptado. Por ejemplo, tienen muy alta estima personas que pusieron en primer lugar su vida desde lo religioso, mientras que en otros ámbitos se los considera héroes. El abolir la capacidad humana de tener el derecho a priorizar ideales sería derrumbar los pilares sobre los cuales la sociedad humana está asentada. Obligarnos a una transfusión de sangre es obligarnos a renunciar a un derecho humano.