Pese a su cansancio por el viaje, todo el tiempo mantuvo el buen humor. Se animó a tomar un mate por primera vez en su vida, recorrió la redacción de DIARIO DE CUYO y confesó que no le temería a un temblor. Carismático y conversador, el español Gustavo Entrala (45) llegó ayer a San Juan para abrir el I Seminario de Comunicación de la Iglesia, que se desarrollará en el auditorio Eloy Camus. Entrala es CEO de la agencia de comunicación “101” y fue quien convenció a la Iglesia Católica para entrar en el mundo digital, especialmente la redes sociales. De hecho, creó la cuenta de Twitter del Papa, @pontifex, y el 12 de diciembre de 2012 logró que Benedicto XVI enviara el primer tuit de la historia.
-Tu vínculo con el Vaticano empezó con un mail que mandaste. Sinceramente, ¿creías que te iban a contestar?
-Jamás en la vida, no tenía ninguna esperanza. Pero al mismo tiempo, soy de las pocos españoles que trabajan en publicidad que se siente cercano a la Iglesia Católica. De chiquito que tengo la fe muy dentro y aunque trabajé con artistas como Miguel Bosé o Alejandro Sanz siempre tenía la ilusión de poder transmitir mis conocimientos a la Iglesia. Le escribimos una carta al Vaticano como quien le escribe a un famoso, pensando que probablemente la lea el subsecretario del secretario de un secretario, pero tamaña fue la sorpresa cuando nos llamaron para impartir un seminario. A partir de ahí comenzó un vínculo que lleva 5 años y que ha dado grandes frutos. Trabajar con un cliente como el Vaticano es muy estimulante porque la Iglesia es una de las dos marcas más reconocibles del mundo. La otra es Coca Cola.
-¿Cómo trabaja con el papa Francisco el día a día?
-Cuando asumió Francisco, desde la agencia le consultamos a un auxiliar suyo en Buenos Aires y nos describió al Papa de una manera muy elocuente: “El tipo se quedó con la Olivetti”, nos dijo. Pero resultó que cuando en la Santa Sede le preguntaron si quería seguir con la cuenta de Twitter, dijo que sí, que no podía abandonar a los entonces 7 millones de seguidores. En el día a día, el Papa no teclea ningún mensaje. Hay un equipo de personas que toma frases partir de lo que dice en sus homilías matinales y prepara un listado de posibles tuits, que son supervisados en la Santa Sede. Pero a la vez, el Papa escribe sus mensajes para que los pasen a Twitter. Francisco aprueba todos los mensajes y los firma, porque se trata de un acto pontificio. El Papa es uno de los pocos líderes del mundo que supervisa su cuenta de Twitter. Benedicto a lo mejor usaba Twitter una o dos veces por semana; Francisco ya lo hace todos los días.
-¿Cómo fue tu encuentro con el Papa?
-Súper grato. Yo fui con el iPad para enseñarle tal como lo hacía con Benedicto y eso le hizo mucha gracia. Le expliqué nuestro trabajo y le conté lo de Twitter, pero estaba perfectamente informado. Me dio las gracias por su presencia en ese medio y por el cuidado que tuvimos. Pero yo no estoy a diario con el Papa, sino que el contacto es a través de monseñor Celli (presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales).
-¿Qué diferencias notás entre Benedicto y Francisco?
-Son personalidades muy diferentes. Benedicto es un genio desde lo intelectual, a la vez que no le gustan mucho las cámaras. Pero en el cara a cara es entrañable, cariñoso, divertido, simpático, todo lo contrario a lo que parece desde afuera. Francisco es una bomba, no sé cómo explicarlo. A veces se dice que es una celebrity, pero lo que hace es real y no busca notoriedad pública. Le gusta andar en coches simples y saluda en italiano en sus misas en Roma, nada en él es impostado y no tiene un plan de marketing. Él es así.
-¿Cuál fue o es el reto más importante de trabajar con un cliente como el Vaticano?
-Cualquier cosa que se genere desde Roma tiene impacto universal. Y la Iglesia tiene deber de fidelidad, no puede decir un día una cosa y al otro día cambiarla. Trabajar con esa premisa fue un reto. Cuando llegamos a Roma, vimos cómo se expresaba el Papa, en un lenguaje muy formal y con textos pre escritos, es decir, que no había o hay espontaneidad en la comunicación. Se trata de un formato adecuado a la Iglesia, pero no adaptado al consumo de información de hoy. Y en eso seguimos trabajando, porque pensamos que hay formas de comunicación más accesible. Igual, la Iglesia quiere estar en todas las redes sociales.
-¿Tomaste dimensión del cambio que generaste en la Iglesia?
-A veces lo veo de afuera y me impresiona, pero para mí fue un privilegio. Estuvimos muchos años generando el cambio digital y el vivir eso día a día hace que no te des cuenta. Tomamos todo con mucha naturalidad.
-Dijiste que sos hombre de fe, ¿tu trabajo te acercó de otra manera a la religión?
-Me ayudó a entender lo difícil que es el trabajo del Papa. Y también a dimensionar el cariño que la gente le tiene. Yo siento que he captado con más profundidad lo que significa ser católico.
-¿Cuál fue el tuit papal que más te gustó?
-Muchos. Los de Francisco me gustan todos y pasa que tengo amigos periodistas que lo siguen y no creen en Dios, pero increíblemente les llega lo que tuitea el Papa y eso es misterioso para mí. De todos modos, el primer tuit, el que escribió Benedicto XVI el 12/12/12 cuando inauguró la cuenta @pontifex sin dudas que fue especial.

