Para quienes padecen hipersomnia idiopática, despertar no siempre significa iniciar el día. A pesar de haber dormido toda la noche, la sensación de cansancio extremo domina las horas diurnas, una situación que dificulta hasta las actividades más simples. Este trastorno neurológico del sueño, poco frecuente pero que puede ser profundamente incapacitante, se manifiesta con una somnolencia excesiva que no cede ni con largos períodos de descanso nocturno. De qué se trata, cuáles son sus síntomas y cómo se diagnostica, según expertos consultados por Infobae

Incluso, las siestas no aportan alivio, y el despertar se acompaña a menudo de confusión y torpeza motriz, destacaron desde Mayo Clinic. Entre los síntomas principales se destacan la inercia del sueño, que puede compararse con un estado similar a la ebriedad al despertar, y la somnolencia incontrolable durante el día. Este trastorno también afecta la concentración, la memoria y la capacidad de mantener la atención, lo que compromete la calidad de vida de quienes lo padecen.

La necesidad de sueño puede irrumpir en cualquier momento, incluso en actividades peligrosas como conducir, aumentando significativamente el riesgo de accidentes. Asimismo, aunque la hipersomnia idiopática puede aparecer a cualquier edad, los casos más frecuentes se observan entre los 10 y los 30 años, y afecta más a las mujeres que a los hombres.

En ese sentido, un estudio reciente publicado en Sleep Advances advirtió que esta enfermedad suele diagnosticarse con años de retraso debido a sus similitudes con otros trastornos del sueño, como la narcolepsia. Además de limitar el rendimiento laboral y social, la enfermedad puede derivar en cuadros de ansiedad o depresión, lo que agrava su impacto en la vida cotidiana.

¿Qué es la hipersomnia idiopática?

“La hipersomnia significa una excesiva somnolencia en momentos en los que una persona debería estar despierta. En el caso de la hipersomnia idiopática, como su nombre indica, se trata de una somnolencia excesiva sin una causa neurofisiológica demostrable. Esto la diferencia de otras hipersomnias de origen central, como la narcolepsia”, afirmó en diálogo con Infobae la doctora Stella Valiensi (MN 94777), neuróloga especialista en Medicina del Sueño en el Hospital Italiano y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AMSUE).

En ese sentido, la experta indicó que “la hipersomnia idiopática se clasifica como un trastorno neurológico del sueño que genera una somnolencia diurna excesiva y persistente, incluso tras haber dormido de manera prolongada durante la noche”. Al tiempo que aclaró que se trata de un cuadro “raro. No se sabe con exactitud el porcentaje de personas afectadas, pero se sabe que es más frecuente en las mujeres y que suele presentarse después de la pubertad y antes de los 30 años”.

“Hay una gran cantidad de trastornos del sueño que se clasifican en insomnios, trastornos respiratorios del sueño, trastornos del ritmo circadiano, parasomnias, trastornos de movimientos durante el sueño e hipersomnias. Éstas últimas se caracterizan por un sueño excesivo, persistente e involuntario, siendo que la hipersomnia idiopática pertenece a este grupo”, comentó a Infobae el doctor Agustín Folgueira, médico especialista en Neurología y Medicina del Sueño del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.

En ese sentido, el experto destacó que “el trastorno del sueño más frecuente es el insomnio, que, a diferencia de la hipersomnia, se caracteriza por una dificultad para conciliar o mantener el sueño, a pesar de contar con buenas condiciones para lograrlo. Asimismo, otro trastorno muy común son las apneas del sueño, que también presentan somnolencia excesiva, pero suelen incluir ronquidos y pausas en la respiración en pacientes, frecuentemente con sobrepeso”, es por eso que para su diagnóstico “en general, es necesario descartar trastornos respiratorios del sueño (como las apneas del sueño), trastornos psiquiátricos como la depresión o el trastorno bipolar, fatiga crónica, alteraciones del ritmo circadiano o sueño insuficiente (dormir menos de lo que el cuerpo necesita por obligaciones sociales)”.

Según el estudio publicado en Sleep Advances, “esta condición comparte síntomas con otros trastornos del sueño, como la narcolepsia tipo 2, pero se distingue por la ausencia de cataplejía (pérdida súbita del control muscular, comparable a un apagón momentáneo del cuerpo mientras se está consciente) y alucinaciones hipnagógicas (percepciones irreales al quedarse dormido o al despertar, como sueños vívidos que parecen reales), así como por un sueño nocturno prolongado sin interrupciones significativas”.

Lo cierto es que este fenómeno provoca que quienes lo padecen sientan una necesidad constante de descansar, aunque las siestas no aporten sensación de recuperación. Según Mayo Clinic, uno de los rasgos distintivos de este trastorno es la inercia del sueño, una dificultad extrema para despertar que suele acompañarse de confusión y torpeza. Y su impacto trasciende el cansancio físico. Según el estudio publicado en Sleep Advances, afecta profundamente la calidad de vida, abarcando desde la esfera emocional hasta la funcionalidad cognitiva, con dificultades que van de problemas de atención hasta incapacidad para realizar actividades diarias.

En ese tono, el trabajo asegura, además, que la hipersomnia idiopática aparece con mayor frecuencia entre los 10 y los 30 años, siendo más común en mujeres que en hombres. Las tasas de prevalencia, por su parte, oscilan entre 2 y 10 casos por cada 100.000 habitantes, dependiendo de los criterios diagnósticos aplicados, siendo que los científicos aseguran que existen dificultades para identificar correctamente esta condición, con lo cual se advierten subdiagnósticos y errores en su clasificación.

De causas a síntomas: cómo se identifica a la hipersomnia idiopática

Hasta el momento, la causa de la hipersomnia idiopática no se comprende en su totalidad. Sin embargo, este reciente estudio afirma que esta condición es considerada un trastorno de exclusión, ya que su diagnóstico depende de descartar otros trastornos del sueño.

“Lo más frecuente es diferenciarla de la narcolepsia, ya que en ese caso las siestas son cortas y reparadoras; muchas veces duran 10 minutos, y el paciente se levanta con toda la energía. Además, en los estudios, como el test de latencias múltiples, en las narcolepsias de tipo 1 y 2, se demuestra que el sueño REM comienza mucho antes de lo normal y, durante las siestas, presentan dos o más episodios de sueño REM. En cambio, en la hipersomnia idiopática, el inicio del sueño REM es normal. Sólo pueden presentar un episodio REM o ninguno, pero el promedio de latencia para iniciar el sueño es de 8 minutos o menos”, destacó Valiensi.

Y continuó: “En estos estudios, se constata que duermen prácticamente en todas las siestas, pero es difícil encontrar sueño REM. Además, a diferencia de la narcolepsia, suelen haber dormido muchas horas la noche previa. En la hipersomnia idiopática, los síntomas desaparecen con el tiempo en hasta el 50% de los pacientes”.

“El síntoma principal es la somnolencia excesiva diurna, que no mejora con un mayor tiempo de sueño. Los pacientes suelen tener dificultades para despertarse, especialmente por la mañana, y experimentan una sensación de confusión o letargo, conocida como ‘borrachera del sueño’. Aunque necesiten siestas largas durante el día, estas no son reparadoras, lo que refuerza la sensación de cansancio constante”, destacó Folgueira.

Y agregó: “Es importante descartar otras causas que puedan explicar la somnolencia diurna excesiva, como trastornos del ritmo circadiano, enfermedades metabólicas como el hipotiroidismo, o condiciones neurológicas relacionadas con lesiones, infecciones o enfermedades degenerativas. También debemos considerar factores psiquiátricos, el consumo de sustancias o medicamentos que pueden generar sedación”.

Desde Mayo Clinic afirmaron que factores externos, como episodios de estrés agudo o infecciones, podrían influir en la aparición o agravamiento de los síntomas. Asimismo, resaltaron que, además de la somnolencia diurna excesiva, las siestas prolongadas no reparadoras y la dificultad para despertarse, esta condición a menudo es acompañada de confusión, irritabilidad y problemas de coordinación. Estas alteraciones, descritas por los pacientes como episodios de “niebla mental”, afectan funciones cognitivas como la atención, la memoria y el pensamiento lógico, impactando en el rendimiento laboral y académico.

En algunos casos, las personas también experimentan comportamientos automáticos, como realizar actividades cotidianas sin plena conciencia. Según Mayo Clinic, este trastorno no solo afecta la salud física, sino también el bienestar emocional, ya que la constante somnolencia y la incomprensión social pueden derivar en ansiedad, depresión e incluso aislamiento social, disminuyendo significativamente la calidad de vida.