Los gatos son conocidos por ser una de las mascotas más queridas en el mundo, porque ofrecen compañía y afecto a millones de personas. Sin embargo, al igual que otros animales domésticos, pueden ser portadores de diversas enfermedades que pueden afectar la salud humana.
La transmisión de estos patógenos generalmente ocurre a través de la exposición a sus heces, saliva, orina o incluso el contacto con su pelo. Si bien la mayoría de las personas no experimentan complicaciones graves, ciertas infecciones pueden presentar riesgos, especialmente para personas inmunocomprometidas, embarazadas o niños pequeños.
Las enfermedades que pueden transmitir los gatos a los humanos
Los gatos, al igual que muchos otros animales, pueden ser portadores de bacterias, virus, parásitos y hongos que representan riesgos para la salud humana. Algunas de las principales enfermedades que pueden transmitir incluyen:
- Alergia respiratoria: el pelo de los gatos y las proteínas presentes en su saliva pueden desencadenar reacciones alérgicas en algunas personas, provocando síntomas como estornudos, ojos llorosos y, en casos severos, asma.
- Toxoplasmosis: esta es una enfermedad parasitaria causada por el parásito Toxoplasma gondii. Los gatos son los huéspedes definitivos, y los humanos pueden infectarse al manipular las heces de gatos contaminados y no tomar la precaución de lavarse luego las manos, o al ingerir alimentos o agua contaminada con ooquistes del parásito.
- Micosis en la piel: los hongos como el Microsporum canis, que causan tiña, pueden transmitirse de gatos a humanos a través del contacto directo con animales infectados, generando lesiones cutáneas.
- Enfermedad del arañazo de gato: causada por la bacteria Bartonella henselae, esta infección ocurre cuando un gato araña o muerde a una persona, especialmente si su sistema inmunológico está debilitado.
- Esporotricosis: esta infección fúngica es causada por el hongo Sporothrix schenckii, que se transmite a través de mordeduras o arañazos de gatos infectados.
- Síndrome de larva migrans visceral: producido por el parásito Toxocara cati, se contrae al ingerir accidentalmente los huevos del parásito presentes en las heces de gatos infectados.
Cómo evitar la transmisión de enfermedades de gatos a humanos
Prevenir las enfermedades que los gatos pueden transmitir a los humanos implica mantener buenas prácticas de higiene y atención veterinaria regular. Algunas recomendaciones incluyen:
- Visitas regulares al veterinario. Realizar chequeos anuales y mantener al día la vacunación y desparasitación de los gatos es clave para reducir el riesgo de transmisión de enfermedades.
- Higiene personal. Lavarse las manos con agua y jabón después de tocar o limpiar la caja de arena del gato es fundamental.
- Limpieza de la caja de arena. Utilizar guantes o bolsas plásticas para retirar las heces del gato y deshacerse de ellas de manera adecuada.
- Evitar el contacto con gatos callejeros o no vacunados. Los gatos que no están controlados por un veterinario tienen más probabilidades de ser portadores de enfermedades infecciosas.
- Desinfección de áreas comunes. Limpiar regularmente las zonas donde el gato suele estar y evite que ingrese a lugares donde se preparan alimentos.
Cuáles son las vacunas que hay que darle a los gatos
Las vacunas son fundamentales para proteger tanto a los gatos como a los humanos de enfermedades graves. Entre las más importantes se incluyen:
- Rabia. Es una de las enfermedades más graves y, en muchos países, la vacunación contra la rabia es obligatoria. Esta enfermedad es zoonótica y puede transmitirse a humanos.
- Trivalente (rinotraqueitis, calicivirus y panleucopenia). Protege contra infecciones respiratorias y digestivas que pueden debilitar el sistema inmunológico del gato.
- Leucemia felina. Esta vacuna es esencial para evitar que los gatos se infecten con el virus de la leucemia, que afecta gravemente su sistema inmune.
Además, es recomendable seguir un calendario de vacunación y aplicar los refuerzos según las indicaciones del veterinario para garantizar una inmunización eficaz.
¿Qué tan peligroso es el pelo de gato para los humanos?
El pelo de gato en sí mismo no es peligroso, pero puede ser el vehículo de alérgenos o parásitos.
Las personas alérgicas a los gatos reaccionan a las proteínas presentes en la saliva o la caspa del animal, lo que puede provocar estornudos, congestión nasal y, en casos más graves, asma. Aunque algunas razas de gatos producen menos alérgenos que otras, no existen gatos completamente hipoalergénicos.
Evitar el contacto directo y mantener una limpieza frecuente en el hogar puede ayudar a reducir los síntomas en personas sensibles.
Cómo se transmiten los parásitos de los gatos a los humanos
Los gatos pueden transmitir parásitos a los humanos de varias maneras. Los parásitos intestinales, como los anquilostomas o Toxocara cati, son los más comunes.
Estos parásitos se eliminan a través de las heces del gato, y las personas pueden infectarse al entrar en contacto con la arena o el suelo contaminado. Los huevos de estos parásitos pueden ser ingeridos accidentalmente, o en algunos casos, las larvas pueden penetrar la piel al caminar descalzo sobre suelo contaminado.
Para prevenir estas infecciones, es esencial mantener una correcta desparasitación en los gatos y evitar el contacto con sus heces.
Cuáles son los síntomas de la toxoplasmosis y cuál es el tratamiento
La toxoplasmosis es generalmente asintomática en la mayoría de las personas, según un artículo de Mayo Clinic, pero en algunos casos puede producir síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, dolores musculares, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones cutáneas.
En personas con sistemas inmunitarios debilitados o en mujeres embarazadas, la infección puede ser más grave, ya que el parásito puede afectar los ojos, el cerebro y otros órganos, o incluso causar malformaciones en el feto si se contrae durante el embarazo.
Según precisan en el sitio MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la infección en la madre embarazada se puede tratar con espiramicina, mientras que la infección fetal (diagnosticada durante el embarazo) se puede tratar con pirimetamina y sulfadiazina.
El tratamiento de los bebés con toxoplasmosis congénita casi siempre incluye pirimetamina, sulfadiazina y leucovorina durante un año. En algunas ocasiones, a los bebés también se les suministran esteroides si su visión está amenazada o si el nivel de proteínas en el líquido cefalorraquídeo es alto.