La meningitis es la infección de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, ya que esta cubierta recibe el nombre de meninges. Sus causas más habituales son las infecciones virales, que generalmente mejoran sin tratamiento.

En cambio, “las infecciones meningíticas bacterianas son extremadamente graves. Pueden provocar la muerte o daño cerebral, incluso con tratamiento”, señala MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Además, advierte, estos cuadros, pueden dejar secuelas irreversibles.

Existe una estacionalidad que puede impulsar una propensión para contraer meningitis, que es, justamente, la que comenzamos a cursar en el hemisferio sur: fin del invierno e inicio de la primavera. Es en esta época del año cuando se da la mayor circulación de la enfermedad, en especial de los cuadros bacterianos.

Por este motivo, los pediatras advierten que la vacunación es clave para evitar cuadros graves y la muerte.

“La vacunación en general evita entre dos y tres millones de muertes cada año y aun así hay 15 millones de chicos sin vacunar en la región”, sostuvo el doctor Fernando Burgos (MN 81.759), miembro del Departamento Científico de la Fundación Vacunar, en un contexto en el que la tasa de vacunación se encuentra en baja en todo el Cono Sur y el desarrollo de la enfermedad meningocócica significa una gran preocupación para la comunidad médica.

Uno de los mayores problemas que tiene la meningitis es que, en sus primeros síntomas, muchas veces, estos no son tratados debidamente porque son similares a otras afecciones, por lo que la intervención médica se produce generalmente en forma tardía. Y estas manifestaciones son fiebre, irritabilidad, cuello rígido, diarrea, somnolencia, rechazo a la luz, dolor de cabeza y náuseas o vómitos.

En ese sentido, al referirse a la meningitis bacteriana, una vez que estos patógenos ingresan al cuerpo, pueden multiplicarse y propagarse rápidamente a través del torrente sanguíneo, lo que, en algunos casos, puede llevar a una inflamación grave de las meninges, que son las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal.

“No se puede concebir que un niño muera de meningitis cuando se puede prevenir. No hay otra enfermedad que plantee una situación tan dramática. Además, afecta mayormente a los sectores más carenciados”, afirmó Álvaro Galiana, director del Hospital Pereira Rossell de Uruguay.

Tal como señala el experto, “la Neisseria meningitidis o meningococo es una de las principales causas de meningitis en todo el mundo. Si bien se presenta mayormente en niños, especialmente en los menores de un año, los principales transmisores de esta enfermedad son los adolescentes”.

En ese tono, el doctor Rodolfo Villena, jefe del Departamento de Infectología del Hospital de Niños Dr. Exequiel González Cortés de Chile, agregó: “Cuando se usa la vacuna conjugada en los adolescentes, baja la transmisión. El impacto de la vacunación es mucho más alto si se los incluye”.

Una de las alarmas que indican los profesionales tiene que ver con las secuelas que puede dejar el meningococo, las cuales son irreversibles y pueden aparecer tardíamente. “Hay un 25 por ciento de casos de sordera, ceguera, problemas neurológicos y pérdida de miembros en niños sobrevivientes”, sostuvo Galiana.

En tanto, Villena precisó que en Chile las secuelas alcanzan al 60,5 por ciento de los pacientes y en el 72 por ciento de los casos son neurológicas. “Diez años después de haberla padecido, los pacientes presentan hasta diez puntos menos de coeficiente intelectual que el promedio de los niños de su edad, mientras que el 70 por ciento termina teniendo una mala calidad de vida”, remarcó el profesional.

En este país, el año pasado se modificó la estrategia de vacunación para prevenir la meningitis por Neisseria, con un esquema mixto de prevención que protege de la totalidad de los serogrupos (A,B,C,W e Y) entre el primer y segundo año de vida.