Un examen de sangre experimental permitió detectar de manera precoz los ocho tipos de cáncer más frecuentes en un 70% de los casos, alentando las esperanzas de poder detectar la enfermedad antes de los primeros síntomas y aumentar las posibilidades de curarse.

 

El estudio, publicado el jueves en la edición digital de la revista Science, fue realizado a 1.005 pacientes, cuyo tumor no se había propagado todavía. Los resultados podrían situar al equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, liderados por Nickolas Papadopoulos, al frente de la carrera para comercializar un test que detecte cáncer.

 

Los científicos ya comenzaron otro estudio que podría durar cinco años en 50.000 mujeres de entre 65 y 75 años que no han sufrido nunca cáncer, para determinar si esta prueba puede detectar más sistemáticamente tumores sin síntomas.

 

Los cánceres detectados fueron de ovarios, hígado, estómago, páncreas, esófago, colorrectal, pulmón y pecho.

 

Las mutaciones genéticas aumentan el número de células cancerígenas, cuyo ADN está en la sangre. Los investigadores de Johns Hopkins decidieron secuenciar partes de 16 genes que mutan más a menudo en distintos tipos de tumores. Luego añadieron ocho biomarcadores de proteínas características de estos cánceres. Esta combinación aumentó mucho la sensibilidad del test sanguíneo y permitió detectar qué tejido del organismo estaba afectado.

 

En las muestras de sangre de los 1.005 pacientes afectados por alguno de los ocho cánceres sin haber hecho metástasis todavía, el nivel de detección varió entre el 33% y el 98% en función del tumor, explicaron los científicos. La sensibilidad de la prueba fue de 69% o más para cánceres de ovario, hígado, esófago, estómago y páncreas, todos ellos muy difíciles de detectar de forma precoz, subrayaron.

 

La prueba, llamada “CancerSEEK”, también pudo reducir a dos puntos el origen de la enfermedad en un 80% de los pacientes. El equipo de investigación ya ha pedido patentar el test, que costará menos de 500 dólares.

 

“Es prometedor, pero se necesita investigar más”, declaró Mangesh Thorat, director adjunto de la Unidad de Ensayos Clínicos de la Universidad Queen Mary de Londres. “La sensibilidad de la prueba en cánceres en fase I es baja, de alrededor el 40%, y aunque se combinen las fases I y II, da el 60%, por lo que el test sigue sin detectar una gran proporción de cárceres en la fase en la que queremos detectarlos”, señaló.

 

Nicholas Turner dijo por otro lado que el 1% de falso positivo “puede preocupar bastante a la gente, al decirle que tiene cáncer y pueda que no lo sufra”. Pero “creo que esta prueba ha movido los cimientos de la detección precoz”, destacó Paul Pharoah, profesor de cáncer epidemiológico en la Universidad de Cambridge.