Comer alimentos con alto contenido en grasa lo desaconseja cualquier profesional de la salud por los efectos nocivos que tiene en el organismo. Un estudio indicó otro motivo de peso para eliminar a las grasas de la dieta: las células metastásicas se alimentan de ellas para poder subsistir.

 

La metástasis es uno de los principales motivos de fallecimiento en los pacientes con cáncer. Este proceso se basa en la expansión de la enfermedad en el cuerpo cuando una célula cancerosa se desprende de un tumor y a través del sistema circulatorio o linfático se ubica en otra parte del cuerpo, donde forma otros tumores.

 

 

Ahora científicos del Institut de Recerca Biomèdica de la ciudad de Barcelona concluyeron en un estudio que fue publicado en las revista Nature que las células responsables del desencadenamiento de la metástasis en varios tipos de tumores necesitan grasas para actuar y si las priva de ellas, mueren.

 

La clave del proceso es la molécula CD36 situada en la membrana celular. Cuando ésta tiene acceso a ácidos grasos los absorbe y los transporta dentro de la célula, mecanismo que potencia la metástasis. "Con un incremento de la presencia de CD36 en los tumores una célula se transforma en metastásica. Lo que se traduce en que las células tumorales necesitan alimentarse de grasa, según detallaron los participantes del estudio", explicaron los investigadores.

 

Para llegar a esta conclusión, los científicos proporcionaron a ratones una dieta con un 15% más de grasas del consumo normal. Los resultados determinaron que alrededor del 80% de los roedores presentaban más metástasis y de mayor tamaño.

 

El efecto de la CD36 es potenciado con un ácido graso en particular, el ácido palmítico. Es de origen vegetal y principal componente del aceite de palma, aunque también está presente en proporciones menores en el aceite de coco y otros. Asimismo, forma parte de muchos alimentos procesados, alguno de los cuales se los etiqueta como saludables.

 

A pesar de que la investigación se encuentra en sus fases primarias, creó mucha expectativa. Se calcula que en unos tres años podrían arrancar los ensayos clínicos en personas y, en caso de que los resultados sean positivos, se empezaría el desarrollo de un fármaco para el tratamiento específico de la metástasis que estaría disponible en un lapso de 5 a 10 años.