La tensión o presión arterial es uno de los factores biológicos que mejor y más pueden servir para identificar un potencial problema cardiovascular. Por esa razón se controla con mucho cuidado, especialmente entre personas de riesgo.

¿Qué podemos hacer para reducir dicha tensión? De acuerdo especialistas, la tensión arterial solo puede controlarse con tiempo y medidas a medio y largo plazo.

Acciones a largo plazo para reducir la tensión

1. Perder peso. Supone una mejora sustancial en nuestro sistema cardiovascular y metabólico. Mejorará la cantidad de grasas que transporta nuestra sangre y el riesgo de sufrir un ictus u otro problema.

2. Mejorar la alimentación. Adoptar una dieta temporal puede resultar en una bajada de peso rápida, es mejor optar por más frutas y verduras, más fibra, más agua, menos grasas, nada de azúcares libres ni procesados, entre otras cosas.

3. Hacer ejercicio regularmente. Lo mejor es comenzar por aumentar el nivel de actividad física.

4. Regular la cantidad de sal que se ingiere. La OMS considera que reducir la cantidad de sal en nuestra mesa es una de las medidas más factibles y económica de reducir la hipertensión y los problemas cardiovasculares. Es una de las de maor importancia.

Estrés

El estrés provoca que se segreguen ciertas sustancias que le indican a nuestro cuerpo señales de peligro. Como consecuencia, se eleva la presión arterial, con la intención de estar preparado para cualquier contingencia.

Se pueden utilizar técnicas de relajación. No suelen ser complicadas, aunque sí que requieren práctica. Con estas técnicas podremos bajar la tensión en momentos puntuales. Además, la música puede apoyar a la relajación. Según varios estudios, escucharla nos ayuda, especialmente a mediano plazo, a controlar nuestros niveles de malestar psicológico.