Según el informe, los jóvenes argentinos son ansiosos, poco amados, solitarios, acosados y con demasiados problemas (iStock)

 

¿Por qué? Es la pregunta que se impone, que reacciona. Una encuesta de ciudadanía mundial había determinado que cuatro de cada cinco jóvenes no la pasa bien en Argentina. Hablaba de grado de bienestar emocional. Decía que el porcentaje de adolescentes argentinos de entre 15 y 21 años que presumía de un buen estándar de bienestar emocional rasguñaba el 18 por ciento ¿Por qué la Generación Z -los nacidos entre 1995 y 2001- no están a gusto en su país?

 

“Ansiosos, poco amados, solitarios, acosados y con demasiados problemas”, describió el informe a cargo de la Fundación Varkey, una ONG con base en Londres, a los jóvenes argentinos. La investigación recopiló información vía online de veinte mil adolescentes de veinte países para llegar a conclusiones de impacto. Los jóvenes argentinos son, en términos generales, felices. Incluso por encima de la media mundial: el 70% de los encuestados están “contentos”. Sin embargo, sólo el 39% percibe al país como un lugar bueno para vivir. ¿Por qué?

 

 

 

El psicólogo Gervasio Díaz Castelli, analizó la naturaleza de este contenido. Antes de profundizar las razones de este fenómeno, describió lo que significa “bienestar emocional”: “Es el propio vínculo con el cuerpo -lo que devuelve el espejo-, la relación con sus capacidades y potencialidades, la capacidad de tener el control de emociones e impulsos y la visión del futuro en función al país en el que vive. Bienestar emocional es poder sostener cierto buen ánimo y alegría a lo largo del tiempo”.

 

“Vivimos en una sociedad donde existe una profunda crisis moral: falla el sistema de precios y castigos, falla el sistema jurídico, no hay un horizonte de futuro ni de realización personal y padecemos crónicas y profundas crisis de autoridad. Esta combinación de factores -apunta Díaz Castelli- hace que el pibe empiece a desorientarse y perder el eje”. La confusión entre autoridad y autoritarismo, la falta de figuras familiares sólidas, la exigencia tácita de límites de los adolescentes, deriva en un malestar involuntario y en esta percepción catastrófica del mundo y del país.

 

 “El exceso del mundo virtual fue empobreciendo el mundo real de los jóvenes”, agregó Díaz Castelli

 

El profesional sugiere que la conclusión del estudio podría alentar un éxodo juvenil argentino. “Hay sociedades más atentas a que los pibes puedan desarrollar sus potencialidades. Hay más lugares, dispositivos y espacios disponibles para potenciar sus recursos. Esos lugares fortalecedores de capacidades pareciera que este país no los tiene”, consideró sin dejar de apuntar que, en simultáneo a estos factores, la institución escolar está en crisis y en constante fricción con las familias. 

 

 

 

La búsqueda de responsabilidades y respuestas para comprender el funcionamiento de este concepto es una empresa difícil. Gervasio Díaz Castelli ensayó una teoría: “La pérdida de ideales y de referencias colectivas provoca que los pibes se depriman. Si sos adolescente y peleás por una causa común que te otorga una identidad pero chocás contra un sistema y una sociedad hostil, te vas despersonalizando. Los jóvenes carecen de utopías y motivación“. El psicólogo también interpretó los efectos que este trabajo podría influir en la sociedad argentina. “Estos estudios quizá nos despabilen un poco y nos saquen del adormecimiento. A veces nos quedamos con lo extraordinario y nos olvidamos de las cosas básicas: si somos realmente felices o no”. ¿Si o no? 

 

Fuente: Infobae